Federico de Madrazo (1815-1894) es uno de los artistas más relevantes de la pintura romántica española y un personaje central en el ambiente artístico oficial del Madrid isabelino a raíz de los diferentes cargos que ocupó, entre los que destaca el de director del Museo del Prado.
Desde el punto de vista estilístico, esta pintura responde perfectamente a las características de los retratos realizados por el artista en la década de 1850, en los que muestra su excelencia, tanto en la representación de los rasgos del personaje mediante un sólido dibujo, ejemplo de la influencia recibida de Ingres, como en la plasmación detallada y exuberante de todos los elementos ornamentales.
Familia barcelonesa
La pintura que ahora ingresa en el MNAC tiene un gran interés, tanto desde el punto de vista artístico como iconográfico. La retratada, integrante de una familia de la alta sociedad barcelonesa, se casó con Ignasi Girona i Agrafel (1824-1889), uno de los ocho hijos de Ignasi Girona Targa, el patriarca de una de las sagas de industriales, empresarios y banqueros de la Cataluña del siglo XIX y principios del XX.
Cabe señalar, además, que los jardines de Villa Amèlia, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi de Barcelona, llevan ese nombre en homenaje a Amèlia de Vilanova, ya que originalmente se trataba de los jardines de la finca propiedad de su marido, un lugar en el que la familia Girona veraneó durante muchos años.