El fotomosaico mural de Fontcuberta, de grandes dimensiones (8 x 3,80 m) reproduce la imagen de un beso, una imagen que quedará instalada de manera permanente en la ciudad. La obra consta de 4.000 fotografías impresas mediante la técnica de la fotocerámica y que, unidas por características de color y densidad, forman la imagen del beso.
Fontcuberta explica que su creación prueba que el derecho a «vivir libre» que defendían los barceloneses del siglo XVIII se puede extrapolar a muchos ámbitos del presente y del futuro. «Ilustrar esta voluntad con un beso es una vía que rehuye las iconografías épicas de 1714 para proyectar un horizonte positivo y optimista», comenta. «No en balde, el poeta y teórico de la fotografía del siglo XIX Oliver Wendell Holmes escribió: «El ruido de un beso no es tan ensordecedor como el de un cañón, pero su eco dura mucho más». Porque el beso es un acto de afecto, de contacto, de unión, de gozo, de felicidad, de pasión, de empatía… Y todos estos valores quedan trenzados por la condición de libertad, expresada en las propuestas de los ciudadanos que voluntariamente han deseado participar. Este mural es una obra coral hecho por los barceloneses y lo podemos entender como la actualización de un álbum de familia tradicional (solo que aquí hablamos genéricamente de la gran familia barcelonesa). En definitiva, traslada al espacio físico el ‘muro’ de un Facebook imaginario donde los ‘amigos’ han colgado sus comentarios para celebrar que un mundo nace en cada beso».
La página del Tricentenari BCN permite al usuario ampliar el mosaico [1] de Fontcuberta para admirar las 4.000 fotografías que lo componen.