El ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, ha conocido de primera mano los detalles y resultados preliminares de esta investigación, la primera excavación subacuática a más de 1.100 metros de profundidad realizada en la Unión Europea. Se trata, además, del primer descenso realizado por nuestro país para conocer la situación en la que se encuentra el pecio, tras ganar el litigio con la empresa cazatesoros Odyssey.
[1]Tras los trabajos preparatorios previos, el pasado 14 de agosto, el buque Ángeles Alvariño partió del puerto de Vigo. Tras una parada en Rota (Cádiz) para recoger al resto del equipo de científicos y técnicos que han realizado esta campaña arqueológica se dirigió al lugar donde reposa el pecio.
El equipo, dirigido por el director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQUA, Iván Negueruela, ha estado integrado por personal de este Museo, del Instituto Español de Oceanografía, del Museo Naval de la Armada, expertos en el manejo del R.O.V. (Remote Operated Vehicle), así como un equipo de filmación, que elaborará un documental para difundir la investigación.
A lo largo de la semana que ha durado la campaña se ha realizado un mapa oceanográfico (‘batimétrico’) con el que se han podido medir las variables que pudieran afectar a la conservación del pecio: salinidad, corrientes, alteraciones de carácter natural, tanto biológico como geológico, entre otras. También se ha configurado un mapa arqueológico de la fragata y de su cargamento, en el que se ha medido, localizado y posicionado un gran número de materiales, se han clasificado visualmente elementos según el tipo de material y estado de conservación, y se han identificado zonas de control.
En el marco de estos estudios se han extraído un total de 12 objetos metálicos, elegidos por estar en riesgo de desaparición, bien por su fragilidad, bien por su ubicación, así como por permitir documentar aspectos de la vida a bordo de la fragata, que enriquecen el conocimiento actual de la misma. Entre estos bienes se encuentran un cañón pedrero de bronce de 80 centímetros; una maja de almirez de oro; una palmatoria de plata; tres cucharas, un tenedor y tres platos, todos ellos de plata.
Todos estos materiales, tras su restauración en ARQUATec –los laboratorios del Museo Nacional de Arqueología Subacuática–, pasarán a formar parte de la colección del Museo.
La excavación subacuática se ha realizado a una profundidad de 1.130 metros. A pesar de ello, el sistema que se ha utilizado para la retirada de los depósitos de tierra no difiere en cuanto a su precisión y fiabilidad del utilizado habitualmente en la arqueología terrestre.
Los numerosos datos conseguidos en esta campaña serán la base para preparar una segunda expedición con la que realizar un seguimiento del estado de conservación del pecio.
Por último, en homenaje a los que fallecieron en el hundimiento del barco en 1804, se ha depositado una placa de bronce.