Bajo el título Túnez en sepia, los fondos se han agrupado en tres grandes apartados: Monumentos y restos arqueológicos; Monumentos de época medieval y moderna; y Vistas de ciudades y paisajes. El conjunto constituye un documento excepcional de carácter histórico y arqueológico, y es un testimonio de gran valor de la sociedad y las costumbres del Túnez decimonónico.
El estudio realizado para llevarlo a cabo ha permitido datar las fotografías entre 1850 y 1892, identificar lugares y monumentos, y enmarcarlas dentro de colecciones mayores existentes en otros archivos, como Alinari de Florencia o Supino de Bolonia. También se ha logrado determinar la autoría exacta de una gran parte de las imágenes, que corresponden en su mayoría a las casas francesas J. Garrigues, Gervais Sc., Neurdein Freres y Albert & Co.
Monumentos y paisajes
En el catálogo destaca el conjunto dedicado a los monumentos y restos arqueológicos, que recoge desde estructuras megalíticas poco conocidas hasta los impresionantes monumentos funerarios númidas o el estado de las ciudades romanas a finales del siglo XIX. Algunas fotografías constituyen un documento histórico único al mostrar hallazgos arqueológicos en curso, como las excavaciones de las necrópolis púnicas de Cartago del Padre Delattre y los objetos descubiertos en las excavaciones europeas iniciadas en el siglo XIX.
La colección permite conocer también la museografía de la época y la riqueza de piezas conservadas en los museos tunecinos de San Luis, actual Museo Nacional de Cartago, y, en especial, el Museo Alaoui, hoy Museo Nacional del Bardo, con una selección de vistas de sus salas, de los azulejos que las decoraban y del primer montaje expositivo.
El grupo dedicado a los monumentos de las épocas medieval y moderna en Túnez es un compendio de la arquitectura civil y religiosa del país desde el califato Omeya en el siglo VII hasta la administración local de los Beys, que desemboca en el protectorado francés iniciado en 1881.
Destacan las imágenes de mezquitas y de distintas tipologías de minaretes, así como las evocadoras vistas de qoubbas o morabitos, monumentos sepulcrales de santones, con las armoniosas cúpulas características de la arquitectura funeraria tunecina.
Los paisajes y panorámicas de ciudades incluyen también edificios religiosos o defensivos y, entre ellos, curiosas escenas callejeras y de mercado con animales, carros, puestos y tipos con indumentaria característica de la época, que nos transportan a la vida cotidiana de la segunda mitad del siglo XIX en el país norteafricano.