El mismo 28 de marzo, coincidiendo con el día de su creación formal como archivo público, se celebrará un acto conmemorativo en su sede [1] que contará con la intervención del secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle.
Tras su intervención se impartirán una serie de conferencias de carácter científico a cargo Vicente Pérez Moreda, vicedirector de la Real Academia de la Historia; Ignacio Peiró Martín, profesor de la Universidad de Zaragoza; Mariano García Ruipérez, director del Archivo Municipal de Toledo, y Luis Miguel de la Cruz Herranz, jefe de la Sección de Clero del Archivo Histórico Nacional.
El Archivo Histórico Nacional cuenta con 43.609 metros lineales de documentos, en los que conserva cerca de 4.000 fondos documentales producidos por instituciones públicas privadas desde la Edad Media.
Desde la Edad Media
Los fondos más antiguos corresponden a las instituciones eclesiásticas españolas desamortizadas en el siglo XIX, a partir de cuyos documentos se puede estudiar la economía, la sociedad y la vida cotidiana de la Edad Media. Entre los más de 200.000 pergaminos medievales se encuentra el documento más antiguo conservado en los Archivos Estatales españoles, una carta de venta en pergamino fechada en el año 857.
En sus 8.460 metros cuadrados de depósito conserva también 16.383 documentos cartográficos, 13.600 fotografías, 2.266 sellos de cera medievales, 25 matrices de sellos, 232 objetos, 1.104.052 imágenes publicadas y 730.959 registros descriptivos.
Entre sus fondos documentales destacan los que se han incorporado recientemente al Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO por su alto valor histórico, relevancia y significación para la Historia de la Humanidad, como son Los decreta de León de 1188, el testimonio más antiguo del sistema parlamentario europeo, y el Beato de Tábara, del siglo IX.
Documentos singulares
A estos se añaden documentos tan singulares para la Historia de España como el Cartulario de Valpuesta (s. XII), escrito en latín, pero en el que aparecen las primeras palabras escritas en castellano, anteriores a las glosas emilianenses, los archivos de La Mesta y de la Asociación General de Ganaderos del Reino, las Constituciones latinas del Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares (1510), los planos del primer submarino de propulsión eléctrica de Isaac Peral, o los archivos personales de tres premios nobel de Literatura, como José Echegaray, Juan Ramón Jimenez y Jacinto Benavente, del que se conserva, junto a sus manuscritos, la medalla de oro que recibió como premio nobel en 1922.
El Archivo Histórico Nacional también conserva fondos de instituciones contemporáneas procedentes tanto del poder judicial, en el que destacan los fondos de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, como del poder ejecutivo. En este último bloque se incluye la documentación producida por las Capitanías Generales de Puerto Rico, Cuba y de Filipinas, así como el Ministerio de Ultramar, de donde proceden una parte importante de los más de 16.361 documentos cartográficos que se conservan en el archivo.
Junto a estos fondos de carácter público, se conservan 48 archivos privados, de personalidades del mundo de la ciencia, la política, la cultura, etc., desde el siglo XV al siglo XXI. Los archivos del contador Alonso de Quintanilla; de los científicos Federico Botella y Hornos y de Isaac Peral; de los políticos José Giral, Diego Martínez Barrio, Margarita Nelken, Luis de Araquistain, Marcelino Pascua; del militar Vicente Rojo; de los premios nobel mencionados y de notables escritores como el poeta Luis Rosales o el novelista Eduardo Zamacois y, finalmente, el del diplomático Máximo Cajal, por citar el último de los ingresados, que son buenos ejemplos de la riqueza documental del Archivo.
Uno de los más importantes
Este Archivo nació con la vocación de convertirse con los años en “uno de los más importantes y completos depósitos diplomáticos de la Edad Media que existan en Europa”; a este conjunto documental originario se irán uniendo importantes fondos documentales producidos durante la Edad Moderna y Contemporánea.
El Archivo tuvo su sede hasta el año 1896 en los locales de la Real Academia de la Historia, en la madrileña calle del León, que se trasladó al nuevo Palacio de Bibliotecas y Museos, sede actual de la Biblioteca Nacional, entonces recientemente construido. Las necesidades de un espacio mayor, motivan que en 1953, se trasladase a su actual sede, en la calle Serrano de Madrid, dentro del campus del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Real Academia de la Historia
El Archivo Histórico Nacional fue creado en 1866, a instancias de la Real Academia de la Historia, con el objetivo de poner a disposición de los investigadores los archivos de numerosas comunidades religiosas afectadas por las diferentes leyes desamortizadoras, que estaban formados por una valiosísima documentación reunida a lo largo de siglos y de valor incalculable.
El Archivo, desde su fundación por Real Decreto de 28 de marzo de 1866 [2], se constituyó como «archivo histórico del Reino de España» con carácter de archivo público. Se crea para recoger la documentación producida por los órganos de la Administración del Estado que ya no tiene valor administrativo pero sí valor histórico. Actualmente a sus depósitos se deben transferir los documentos calificados como históricos, porque han superado las eliminaciones racionales y preceptivas que establece la Ley de Patrimonio Histórico Español en su artículo 58.
Sus funciones son conservar y proteger el patrimonio histórico documental que ya custodia y el que debería seguir llegando (puesto que es un archivo abierto), describir los contenidos informativos de los documentos, y hacer accesible, tanto al investigador como al ciudadano, los fondos documentales, potenciando la difusión cultural de los mismos.