El nuevo plan recupera en su enunciado términos como «modernización», «ampliación física» y «proyección exterior», conceptos que han marcado su gran transformación durante los últimos años y le han permitido consolidar su modelo de gestión.
El nuevo director del centro, Miguel Falomir, ha reforzado en esta línea la vocación pública y pedagógica del Prado, cuya misión es conseguir que la visita del público sea lo más instructiva posible, para lo que, además de la función de sus educadores, se reunirán más esfuerzos en torno a los medios digitales, teniendo en cuenta no solo a los visitantes físicos sino a los virtuales.
El futuro inmediato del Prado está marcado por la conmemoración de su bicentenario en 2019, efeméride considerada de excepcional interés público por la Ley 48/2015, de 29 de octubre de Presupuestos Generales del Estado, un reto que llevará a la institución al diseño de un programa conmemorativo con una duración de tres años cuya financiación requerirá un mayor esfuerzo para la captación de recursos económicos de la sociedad civil y la implicación de la misma a través del mecenazgo y micromecenazgo, incentivado por las ventajas fiscales. La programación completa de los actos del bicentenario será presentada en los próximos meses.
Hacia el campus del Prado
En paralelo a esta celebración, el museo afronta una nueva ampliación física con la incorporación del Salón de Reinos, cuya adscripción en octubre de 2015 le ha permitido ya la puesta en marcha del proyecto de rehabilitación arquitectónica y adecuación museística del edificio, actualmente en fase de redacción de proyecto definitivo. El diseño ganador corre a cargo de Norman Foster y Carlos Rubio. Con él, en palabras de Falomir, culminaría el campus del Museo del Prado, un proyecto que prevé terminado para diciembre de 2021.
La ejecución integral de este proyecto, así como el posterior equipamiento del edificio, incluyendo la definición de las correspondientes exposiciones temporales y/o permanentes que hayan de ocuparlo, serán, por tanto, también objeto de este plan de actuación previo a la puesta en funcionamiento de los nuevos espacios, que corresponderá ya al próximo plan cuatrienal.
Junto a estos dos hitos, que han marcado la necesidad de diseñar dos programas de actuación extraordinarios complementarios, el Plan de Actuación 2017-2020 quiere dar continuidad a los programas de trabajo desarrollados ya en el anterior: La colección, El Centro de Estudios, Las exposiciones, El visitante y Prado digital, a los que como novedad se suma ahora el programa de Gestión de calidad, que prevé la adaptación del museo a los nuevos requerimientos exigidos al sector público para su adecuación a normativas europeas y españolas que persiguen la centralización y la optimización de recursos.
Equilibrio financiero
En su dimensión de mayor proyección pública y exterior («El Museo del Prado o es internacional o no es», ha declarado Falomir), las exposiciones temporales, el plan de actuación comenzará el próximo martes con la apertura de la exposición Tesoros de la Hispanic Society of America. Visiones del mundo hispánico, continuando en octubre con el proyecto Cai Guo-Qiang en el Prado. El espíritu de la pintura, tras el que, también dentro del año en curso, se presentará Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874). Ya en 2018, el programa de exposiciones temporales incluirá, entre otras, las dedicadas a Rubens, pintor de bocetos, Lorenzo Lotto. Retratos y Bartolomé Bermejo.
En materia presupuestaria y al margen de las necesidades especiales de financiación del Salón de Reinos, Marina Chinchilla, directora adjunta de Administración del Prado, ha señalado que el plan prevé recuperar paulatinamente parte de la aportación del Estado perdida durante los años anteriores hasta conseguir un equilibrio de corresponsabilidad financiera sostenible que se plasmaría al alcanzar, en el año 2020, un presupuesto de gasto cercano a los cincuenta millones de euros (un 7,51% más que el presente ejercicio), de los que veinte serían aportados por el Estado y treinta autogenerados.