Esther Ferrer es una de las pioneras de la performance en España, hecho que según el jurado “ha tenido especial incidencia en generaciones más jóvenes a partir de su actividad pedagógica”. Además, también se ha valorado su gran presencia en el contexto artístico internacional, siendo la performance o, como ella dice, “híbrido de las artes plásticas”, lo que más destaca de su trayectoria.
Ferrer = performance
Esta anarquista, que no entiende de banderas ni patrias, reside en Francia desde la década de los 70 y ha pertenecido a dos grupos de auténtica relevancia en el arte plástico contemporáneo. El primero fue aquel grupo creado en 1964 por los compositores Juan Hidalgo y Ramón Barce, llamado ZAJ, heredero del dadaísmo; más tarde se integró en Fluxus, movimiento internacional al que se incorporó en 1967 y en el que cinco años después sólo quedaban Hidalgo, Walter Marchetti, y Ferrer, a quienes se les dedicó una retrospectiva en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en 1996.
Tres años después, representó, junto a Manolo Valdés, a España en la Bienal de Venecia porque representaban desde opciones muy diferentes la oposición a la estética academicista franquista y al modernismo institucionalizado a partir de los 60.
Además, Ferrer ha expuesto también su trabajo en museos y centros artísticos de la talla del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, el Museo de Arte Contemporáneo de Roskilde-Musee for Samtidskunst (Dinamarca), el Circulo de Bellas Artes de Madrid, la Statsgalerie de Stuttgart o el Koldo Mitxelena de San Sebastián, sin contar los numerosos festivales artísticos en los que ha participado por todo el mundo.
Premio Nacional de Artes Plásticas
El Premio Nacional de Artes Plásticas se otorga como reconocimiento a la labor de los galardonados, puesta de manifiesto preferentemente a través de una obra o actuación hecha pública o representada durante el año anterior o, en casos excepcionales, como recompensa a una trayectoria profesional.