Marten utiliza la escultura, la serigrafía y su propia escritura para producir instalaciones plenas de referencias, de lo contemporáneo a lo histórico, de lo cotidiano a lo enigmático. Para el Turner ha reunido una amplia gama de objetos, algunos hechos a mano, otros sacados de la vida cotidiana y otros procedentes de fuentes más inusuales (incluyendo yemas de algodón, monedas, suelas, limas, mármoles, huevos, tizas de billar o piel de serpiente). Con ellos crea una suerte de juguetones collages, rompecabezas poéticos que parecen invitarnos a un juego o un acertijo.
Su espacio de exposición se divide en tres secciones. Cada uno sugiere una estación de trabajo o terminal donde alguna actividad humana desconocida ha sido interrumpida. En sus instalaciones, Marten pide que nos convirtamos en arqueólogos de nuestra época, considerando objetos muy familiares como si los estuviésemos observando por primera vez. En este proceso, los objetos pueden llegar a ser extraños y abstractos, y se pueden remodelar para dar lugar a nuevas e inesperadas historias o ideas. Por eso anima a mirar muy de cerca sus piezas y los materiales que utiliza, y a reconsiderar las imágenes y los objetos con los que nos rodeamos en el mundo moderno.
Los otros tres finalistas de esta edición fueron:
- Michael Dean [1]
- Anthea Hamilton [2]
- Josephine Pryde [3]
La Tate concede el Turner Prize desde 1984 al artista menor de 50 años que haya realizado la mejor exposición en Reino Unido en el último año y, además del reconocimiento, está dotado con 25.000 libras (30.215 euros) y con 5.000 libras (6.043 euros) para los otros tres finalistas.
Aunque aspira a resaltar la “variedad y la vitalidad” del arte contemporáneo, este galardón suele caracterizarse por la concurrencia de obras polémicas, como los animales en formol de Damien Hirst o la habitación con luces que se encendían y apagaban de Martin Creed.
En esta ocasión, el jurado estuvo formado por Michelle Cotton, director de Bonner Kunstverein de Bonn; Tamsin Dillon, curator; Beatrix Ruf, director del Stedelijk Museum de Ámsterdam, y Simon Wallis, director de The Hepworth Wakefield. Actuó como secretario Alex Farquharson, director de la Tate Britain.