Dotado con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró, el Princesa de Asturias de las Letras está «destinado a la labor de cultivo y perfeccionamiento de la creación literaria en todos sus géneros». Fallado por primera vez en 1980, la primera mujer en lograrlo fue Carmen Martín Gaite en 1988. Blandiana es la novena en recibirlo tras Doris Lessing, Susan Sontag, Nélida Piñon, Margaret Atwood, Fred Vargas, Siri Hustvedt y Anne Carson.
Escritora y periodista, cuyo verdadero nombre es Otilia Varleria Coman, adoptó el seudónimo de Ana Blandiana en 1978 –utilizando como nombre literario el de la aldea natal de su madre en Transilvania–, a raíz de que su padre, profesor y sacerdote ortodoxo, fuera declarado «enemigo del pueblo» y encarcelado.
Pero ella ya conocía la censura desde sus primeros escritos. En 1959, cuando contaba 17 años y tras la publicación de su primer poema, se le impidió acceder a la universidad, con lo que tuvo que trabajar durante un tiempo como obrera en la construcción. Más tarde se prohibió la publicación de su obra por los gobiernos de Gheorghe Gheorghiu-Dej y Nicolae Ceausescu. Pese a ello, nunca se arredró, convirtiéndose en una de las voces de mayor altura ética y más crítica con los mandatarios de su país, especialmente durante la larga dictadura de Ceausescu.
En 1989, con la caída del régimen totalitario, Blandiana redobló su compromiso social como una forma de resistencia moral, presidiendo el PEN Club de Rumanía entre 1990 y 2004. Además, fundó y dirigió la Alianza Cívica, una organización independiente que luchó por la democracia y facilitó la entrada de Rumanía en la Unión Europea y, bajo el amparo del Consejo de Europa, creó el Memorial de las Víctimas del Comunismo y de la Resistencia, un museo y centro de investigación cuyo lema, nacido de la mano de su fundadora, reza: «Mientras la justicia no logre ser una forma de memoria, la memoria en sí misma puede ser una forma de justicia».
El hecho es que sus manuscritos nunca han dejado de circular, tanto dentro como fuera de su nación, convirtiéndola en una de las figuras literarias esenciales de Rumanía a través de catorce poemarios, dos volúmenes de relatos y diarios, nueve de ensayos y una novela.
Traducida a veinticuatro idiomas, ha sido galardonada, entre un largo listado de reconocimientos, con la Legión de Honor en Francia, el Premio Poeta Europeo de la Libertad o el Romanian Women of Courage Award, que otorga el Gobierno de Estados Unidos. Miembro de la Academia Europea de Poesía, de la Academia de Poesía Mallarmé y de la Academia Mundial de Poesía dependiente de la UNESCO, es doctora honoris causa por diversas universidades, entre ellas la de Salamanca.
Su poesía ahonda en el sentimiento trágico de la vida aportando siempre, desde un lirismo directo que facilita la comprensión, un inquebrantable hálito de esperanza. «Mi poesía ha nacido en una época en la que ser libre es más difícil que no serlo, en un tiempo, en el que, paradójicamente, la libertad de la palabra reduce la importancia de la palabra. Lo que escribo intenta ofrecer algo parecido a la esperanza».
Blandiana recabó la atención de los lectores de todo el mundo en los años sesenta con los poemarios La primera persona del plural, El talón de Aquiles y El tercer sacramento. Ese interés se incrementó en los setenta con Octubre, noviembre, diciembre y El sueño dentro del sueño, y se consolidó en los ochenta con El ojo del grillo y Estrella predadora.
¿Recuerdas la playa?
(Poema de Octubre, noviembre, diciembre. Traducción de Viorica Patea y Natalia Carbajosa)
¿Recuerdas la playa
revestida de cristales amargos
sobre los que
no podíamos caminar descalzos?
¿El modo en que
mirabas el mar
y decías que me escuchabas?
¿Recuerdas
las gaviotas histéricas
girando en el tañido
de campanas de iglesias invisibles
y los peces como santos patrones,
el modo en que
corriendo, te alejabas
hacia el mar
y me gritabas que te hacía falta
distancia
para contemplarme?
La nieve
se apagaba
enredada entre las aves
en el mar;
con una desesperanza casi alegre
yo miraba
tus huellas en el mar
y el mar se cerraba como un párpado
sobre el ojo, dentro del cual yo esperaba.
Ampliamente traducida al español, su obra poética está recogida en ediciones de Visor (El ojo del grillo, Variaciones sobre un tema dado, El sueño dentro del sueño y otros poemas y Primera persona del plural; Pre-textos (El sol del más allá y El reflujo de los sentidos) y Galaxia Gutenberg (Un arcángel manchado de hollín). Este volumen integra tres libros y tiene como encabezamiento cuatro poemas que en 1984 vieron la luz en la revista Amfiteatru y provocaron que el régimen rumano, tras haber levantado el veto a su obra durante un tiempo, prohibiera sus escritos por segunda vez.
También sus dos volúmenes de relatos han aparecido en el sello Periférica: Las cuatro estaciones y Proyectos de pasado.
Animal planet
Menos culpable, aunque no inocente,
En este universo donde
Las leyes de la naturaleza deciden
Quién debe matar a quién
Y el que más mata es el rey.
¡Con qué admiración se filma
Al león plácido y feroz que despedaza al cervatillo!
Y yo, al cerrar los ojos o al apagar el televisor,
Siento que participo menos en el crimen,
Aunque en la llama de la vida
Hay que verter siempre sangre,
La sangre de otro.
Con menos culpa, aunque no inocente,
Compartí mesa y mantel con los cazadores,
Sin embargo, me gustaba acariciar las orejas largas
Y sedosas de las liebres,
Arrojadas en un túmulo
Sobre el mantel bordado.
Culpable, aunque yo no fuera quien
apretara el gatillo,
Y me tapara los oídos,
Horrorizada por el ruido de la muerte
Y por el olor a sudor desvergonzado de los que dispararon.
Menos culpable, aunque no inocente,
Aún así, más inocente que tú,
Autor de esta perfección sin piedad,
Que has decidido todo
Y luego me has enseñado a poner la otra mejilla.
De vez en cuando
Como un ave a la tierra
De vez en cuando os anhelo.
Cuando me canso de tanto volar,
Cuando mi carne se refugia en el pensamiento
Y siento que me elevo hacia lo alto,
Cuando soy solo el recuerdo de un cuerpo,
Vuelvo a descansar a casa
Y a nacer de nuevo un poco,
Me derrumbo casi vencida,
Desciendo agotada hacia la gente
Como las grandes aves de vez en cuando
Regresan a dormir a la tierra.
Los dos últimos volúmenes de la autora incluyen poemas en prosa. El titulado Variaciones sobre un tema dado recopila textos cargados de emoción escritos tras el fallecimiento de su marido:
Si hubiera micrófonos en casa como antes, seguramente los vigilantes me tomarían por loca mientras me graban hablando contigo sobre toda clase de cosas, pidiéndote consejo, contándote las noticias del día, diciéndote te amo, así, en presente, y buenas noches antes de apagar la luz.
O si algunos de ellos fueran nuevos en su puesto y no supieran que te has ido, el hecho de que no me contestes les parecería sospechoso y supondrían que las pausas en la conversación corresponden a señales indescifrables para ellos.
Me pregunto si allí donde estás te sirve de algo lo que sabías aquí, o si tienes que volver a aprenderlo todo como el que llega al mundo y aprende a andar y a hablar.
Quizás para llegar al otro mundo tengas que nacer de nuevo (llegar al mundo significa precisamente nacer) y (así como aquí no recordamos nada de lo que éramos antes de nacer) tampoco recuerdes nada allí del mundo que fue nuestro.
Y aún es mío.
En sus primeras declaraciones tras saberse ganadora del premio que ahora se le otorga y recogerá en octubre, la escritora se mostró conmovida: «Me resulta difícil expresar mi emoción y gratitud por el gran honor que representa para mí la concesión del Premio Princesa de Asturias. No puedo evitar recordar a Platón que recomendaba la coronación de los poetas con laureles y su expulsión de la ciudad. ¡¡¡Pero, ¿y si para mí la poesía es realmente un camino hacia la polis, una forma de quedarse, una forma de acompañar el sufrimiento de los demás?!!!».
Sobrevolando la desolación para fundir su escritura con la esperanza de que la fuerza de la razón se imponga a la tantas veces sinrazón de la fuerza, Ana Blandiana escribe, nos acompaña, nos acoge e ilumina.