En palabras de la escritora se trata de una obra «complicada de describir» que se adentra en el desamor, pero también en el «fracaso en tiempos de crisis». Un texto que se adelanta a su tiempo porque toca temas actuales pero que no se imaginaban hace unos años, como, por ejemplo, la situación de los refugiados, pero también habla sobre el «terrorismo, sobre la violencia, sobre los tiempos que estamos viviendo».
Pero Blasco también se basó en su propia historia personal para hablar sobre la pareja o, como ella misma dice, «sobre la imposibilidad de ver al otro». Es, en definitiva, «una obra poética, que subtitulé como Metáfora náutica del siglo XXI porque en ella retrato a tres personajes a la deriva. Muestro como repetimos de alguna forma los errores siglo tras siglo». Pero también apela a la «compasión y a la piedad como forma de construir un futuro».
En la trayectoria de la dramaturga ya hay otros textos en los que se refleja ese compromiso social y político, derivado del contexto, pero en esta ocasión también se une un momento personal «muy malo que me sumergió en una desesperanza absoluta. No había luz a muchos niveles». Fue entonces cuando comenzó a escribir «por todos aquellos que sufren. Los que padecen la crisis económica y los que sufrimos en este mundo el terror, en el que los medios de comunicación nos meten miedo día sí, día también. Pero, sobre todo, la escribí porque sentía una profunda falta de amor».
Blasco también tenía otro motivo, acababa de ser madre y en ese momento «pensaba en qué mundo le estábamos legando a los más pequeños. Pensaba en el porvenir. Empecé a escribir para que los que vengan no cometan los mismos errores que nosotros».
«Repetimos los errores siglo tras siglo»
En lo que sí comienza a verse un cambio es en que este premio lleva ya dos años seguidos entregándose a mujeres (el año pasado recayó en Laila Ripoll). «Ojalá los tiempos estén cambiando. Soy de las que apuestan por las temáticas que tienen que ver con la igualdad y con recompensar de alguna forma todo lo vivido y lo que hemos sentido como mujeres. Creo que nos lo merecemos, que hay muchas mujeres talentosas, muchas mujeres escribiendo que se merecen un premio como éste».
Pero si hay algo curioso alrededor de Siglo mío, bestia mía es que aún no se ha representado en España. El país que acaba de galardonarla con un Premio Nacional de Literatura sólo ha podido disfrutar de una lectura dramatizada de la obra. «Estoy esperando a ver si ahora la gente se interesa por la obra. No es un texto convencional. Es una dramaturgia muy personal, muy poética, pero también es cierto que el mundo del teatro funciona mucho por modas y nombres, y no se ha tenido en consideración», recuerda Blasco, que desvela que sí se ha traducido al polaco, donde se va a estrenar pronto.
La autora, que acaba de dirigir La armonía del silencio, obra que se va de gira por la Comunidad Valenciana, concluye nuestra conversación haciendo balance del panorama teatral. «Creo que hay muchos autores buenísimos. Estamos viviendo un segundo Siglo de Oro, la calidad de las obras es fantástica y aunque seguimos teniendo la misma crisis que siempre, a la que ya estamos acostumbrados y no tengo ganas de llorar una vez más por lo mismo, a nivel creativo estamos en un gran momento».