Evans reside y trabaja en Nueva York. Considerado como una figura atípica en el mundo del arte contemporáneo, practicó skateboard antes de escribir novelas cortas y canciones. Sus dibujos, gráficos y diagramas, esquemas y planos, clasificaciones e inventarios, son elementos gráficos a caballo entre la poesía concreta y la escritura automática.
Explora un tipo de cartografía emocional entre introspección y proyección, desde la estética antigua de los tableros pedagógicos del principio del siglo XX hasta la esquematización del siglo XXI: «Trato de integrar el mundo exterior en la visión interior».
«Simon Evans forma con su esposa Sarah Lannan un dúo especial y conmovedor. El jurado, compuesto de personalidades fuertes, quiso con esta elección saludar a este artista que viene de las culturas underground anglosajonas y que realiza una obra plástica llena de poesía en la cual el papel se vuelve escultura, collage o reciclaje», afirmó Yan Pei Ming, presidente del jurado de la presente edición del galardón.
Hasta el 28 de junio, la galería Esther Montoriol acoge una exposición de las obras de los cinco finalistas del Premio: Gilles Barbier, Simon Evans, Deborah Grant, Bayrol Jiménez y Alexandre Singh.