Esta tarde, a las 19.30 h, el teatro madrileño le hará un gran homenaje con un programa sorpresa para celebrar su 80 cumpleaños. De momento se sabe que le acompañarán grandes voces de prestigio internacional como Carlos Álvarez, María Bayo, Jose Van Dam o Annick Massis. También otras jóvenes promesas y grandes amigos, que interpretarán algunas de las obras más afines a la mezzosoprano: Mozart, Rossini y algunos fragmentos de zarzuela.
«El Real es mío»
«No sé si me merezco o no este homenaje, pero es igual, me lo vais a hacer, además en un teatro maravilloso, en el teatro de mi pueblo. De todos los cantantes españoles que andan por el mundo la más madrileña soy yo, y no solo porque he nacido en la calle de San Isidro, si no porque sigo viviendo en Madrid y no me he ido a vivir ni a Montecarlo, ni a Nueva York, ni a Luxemburgo. Este Teatro, aunque a mí no me ha dado tiempo a cantar ópera en él porque ya llegué tarde, es mío. Por eso me siento más honrada y más emocionada», relataba la mezzosoprano ante un café.
A pesar de estar radiante de felicidad, confiesa que está nerviosa «como si tuviera que cantar por primera vez» y que duerme mal desde hace unos cuantos días. «No puedo decir nada sobre el homenaje porque no sé nada, sólo sé que tengo que ponerme lo más guapa dentro de lo posible y traer un pañuelito para limpiarme las lágrimas», afirmaba.
Sin nostalgia
No tiene nostalgia de nada porque «no se puede tener nostalgia cuando se ha vivido tanto en la vida». Berganza confesaba que lo ha tenido todo y que cuando un día se quedó sin voz, decidió que no cantaba más porque «he hecho todo lo que tenía que hacer, y a veces, hasta más».
Teresina, Bergancina, como la solían llamar los grandes como Karajan o Callas, nació para la música. «Desde muy pequeña, mi padre hizo entrar la música en casa y yo he vivido a través de ella y sigo viviendo a través de ella. No podría vivir sin la música en mayúsculas y en general. Aunque he sido cantante y me gusta oír a los cantantes, lo mismo escucho ópera que una sinfonía de Mahler, unas sonatas de Scarlati al piano o un Chopin, porque me gusta la música. La siento, la llevo dentro…».
Saber decir que no
Ha cantado en los teatros más importantes del mundo bajo la dirección de los directores más reputados y con los mejores compañeros de reparto. Le han esperado con honores a las escaleras de aviones con alfombra roja, Rolls Royce y galgos incluidos. Ha vivido (siempre muy en silencio, quiere matizar) viajando de un lado para el otro sin ir a audiciones porque a los directores de teatros les bastaba con verla cantar en el escenario. Ha grabado nada menos que la friolera de 200 discos en 58 años. Es una mujer humilde, que dice lo que piensa (y por eso «siempre soy la oveja negra», señala), pero con los pies en la tierra en todo lo referente a su carrera.
«He sido muy loca pero he tenido la cabeza muy en su sitio para mi carrera. Nunca he hecho lo que mi voz no podía hacer. Nunca la he forzado para hacer roles que me pedían y que eran importantes. Inmediatamente me decía a mí misma: ‘esto no lo puedes hacer’, y no me arrepiento de no haber cantado La Traviata en la Scala cuando me la ofrecieron porque me hubiera quedado en la Scala el primer día. He dicho muchas veces que no y eso es muy difícil. Hay que saber hacerlo», confesaba Berganza.
Exigencia
Berganza es perfeccionista y exigente hasta el límite. Hasta hace poco no ha querido escuchar ninguna de sus grabaciones por temor a que no estuviesen bien, a que ella hubiera escogido una toma y que luego en el disco saliera otra. Aquel pianisimo, aquella nota calada….
«Ahora estoy escuchando mis discos y me estoy diciendo, pero, ¿por qué has sido tan tonta? ¿Por qué has dudado de ti tanto? Creo que la inseguridad me ha hecho ser mejor cada día. Me ha hecho perfeccionarme. Me ha hecho buscar más colores en mi voz, que la interpretación fuera mejor, que en escena me mirara al espejo y pensara aquí estás exagerada o ten cuidado, no hagas eso… Me ha hecho vivir. Ahora escucho mis discos y estoy más contenta…», relataba la mezzosoprano.
«He pasado por la lírica y no me he dado cuenta»
«Todo lo que he hecho ha sido tan bonito, tan mío… He sido muy feliz. Creo que la voz va con la personalidad de cada individuo. A veces creo que he pasado por la lírica y no me he dado cuenta. Estoy completamente llena de música. No he podido hacer más. Y encima he tenido tres hijos», añadía.
Precisamente de todo lo que vivido y de todo lo que ha hecho, de lo que está más orgullosa es de sus hijos. Tenerlos ha sido lo que más le ha marcado en su vida. «Los momentos más hermosos que he vivido han sido las tres veces que he parido. Nunca, ni cantando, he tenido una emoción tan grande como cuando han salido mis hijos del vientre y los he cogido».
Hogareña (casi conventual), risueña, inteligente, deportista, entregada y «una cosa que a lo mejor ha sido mala: soy muy apasionada y la pasión a veces es peligrosa». Así es Teresa Berganza. Felices 80.
Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X
Precisamente hoy, cuando se conmemora el Día de la Música, Teresa Berganza recibirá la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio de manos del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert. El acto tendrá lugar al término de la gala homenaje del Teatro Real.
El pasado 3 de mayo, el Consejo de Ministros aprobó la concesión de esta alta distinción «en reconocimiento a su trayectoria internacional, mantenida y aclamada en una carrera superior a medio siglo de actividad profesional que la emplaza, por sus atributos extraordinarios, entre los primeros cantantes del siglo XX».
La cantante madrileña, primera académica de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ha recibido más de cien condecoraciones, entre las que figura la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de 1982.