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Entre cajones, copas de vino y recuerdos

Les refresco la memoria: cada entrada de Recomendaciones incluirá cuatro apartados. En el primero, “Entre Cajones”, propondremos tres álbumes distintos, originales, normalmente alejados de los circuitos promocionales, nuevos, recientes o antiguos, pero que a nuestro juicio merecen ser descubiertos y compartidos. El apartado “Sofá y Copa de Vino” se explica a sí mismo, discos que acompañan esos momentos que todos necesitamos de vez en cuando. En “El Pasado También Existe” rendiremos homenaje a aquellos artistas y álbumes que han marcado una época, que han inspirado a otros y que no deben caer en el olvido. Por último, un espacio imprescindible reservado a la música clásica. “¿Clásicos? ¿Qué Clásicos?” recomendará grabaciones de toda la vida, las últimas, las más conocidas y las menos, pero siempre apuestas de calidad.

Entre Cajones

Raya Yarbrough
Raya Yarbrough
Telarc, 2008

Llevo varias semanas escuchando este disco y soy incapaz de clasificarlo: blues, jazz, soul… Ecléctico, supongo. Pero es bueno, muy bueno. Raya Yarbrough estrena carrera de la mano de Telarc, nada menos. Algo tendrá. Para empezar es compositora, guitarrista, pianista y vocalista. Cada canción –tanto si son versiones como propias– es una sorpresa llena de talento, encabezadas por su Lord Knows I Would como declaración de intenciones para los escépticos y una maravillosa versión de Mood Indigo para convencer a los puristas. Se la están perdiendo, a ella y a su piano. háganme caso.

 

Bright Eyes
I’m Wide Awake, It’s Morning
Saddle Creek, 2005

Una banda basada en un trío en el que manda un tal Conor Oberst tiene dividida a la crítica americana. Los nuevos trovadores del folk indie americano, el Bob Dylan del siglo veintiuno para unos, y otro-cantautor-más-con-guitarra-que-hace-política para otros. En mi opinión, ni tanto ni tan calvo. Muy buena opción si les gusta la música folk americana de nuevo cuño, con guitarras acústicas y eléctricas, letras con mensaje y producción imperfectamente exquisita. Los que prefieran no buscarlo se estarán perdiendo maravillas como First Day Of My Life o Land Locked Blues, con Emylou Harris como invitada. Bright Eyes tienen media docena de discos y parece que en 2010 harán su última entrega para después seguir por separado. Quizá sea un buen momento para conocer a estos grandes músicos y tener una opinión propia sobre ellos, ¿no? La mía es que han hecho un gran trabajo que merece ser conocido.

Rhoda Scott
From C To Shining C
Doodlin’ Records, 2006, 2009

«A great, a very great virtuoso». Lo dijo de ella Arthur Rubinstein, uno de los mejores pianistas de la historia. Si además de iniciarse como intérprete de órgano clásico les digo que es hija de predicador, criada en un entorno de música espiritual y que después se pasó al jazz, o blues jazz, o gospel jazz, entenderán que estamos ante algo digno de escucharse, ¿verdad? Pues mucho más que eso. Es un espectáculo escuchar su Hammond echar humo, es imposible no levantarse con su música. En directo es arrebatadora tocando con sus pies desnudos los pedales pero este disco –el último que ha sacado y sólo una muestra de su mochila musical– merece la pena para los que buscamos virtuosos que hacen de cualquier instrumento un nuevo lenguaje de jazz.

De Sofá y Copa de Vino

Bebo Valdés & Federico Britos
We Could Make Such Beautiful Music Together
Mojito Records, 2004, 2009

En su pasaporte figura como Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, para su familia es el Caballón y el resto del mundo lo conocemos como Bebo Valdés. Don Bebo Valdés. Últimamente se nos ha vuelto muy accesible y popular, es difícil no haber oído algo de lo publicado desde que volviese a la luz musical, pero lo que les recomiendo hoy apenas ha sido radiado, televisado ni emepetresado. Hace unos años decidió sorprendernos grabando esta joya con Federico Britos, uno de los principales violinistas de latin jazz, un genio uruguayo que ha acompañado a los más grandes. Juntos repasan y mejoran los clásicos del siglo pasado: Gershwin, Lecuona, Piazzolla, Bill Evans… Consiguen que nos aborde la nostalgia, la melancolía, la esperanza, el optimismo, y todo con un piano y un violín. Hoy no tengo dudas, busque el parque de bolas más cercano y haga feliz a la madre de su pareja dejándole con sus hijos. Adiós Nonino y The Way You Look Tonight no pueden oírse a solas. Será el mismo Bebo quien le sirva el vino mientras usted baila con su pareja. Juntos. Y si no tienen pareja… sueñen. Y como estoy seguro de que les gustará les prometo otro aún mejor en breve.

El Pasado También Existe

Curtis Fuller
Blues-ette
Savoy Jazz, 1959, 2003

El jazz permite que cualquier instrumento pueda ser protagonista, incluso el trombón. Sí, el trombón solista de Curtis Fuller nos descubre su sonido acogedor, unas frases musicales que son como un grácil baile de elefante capaces de darnos melodías como la de Five Spot After Dark, cuyas primeras ocho notas sirvieron de inspiración al gran Haruki Murakami para su libro After Dark. Por eso, por el sutil acompañanamiento del saxo de Bennie Olson, por ser el mejor disco de un gran intérprete de la década de oro del jazz pero sobre todo porque es un grandísimo álbum, lo recomiendo vivamente para que completen su estantería de grandes de siempre.

¿Clásicos? ¿Qué clásicos?

Ludwig Van Beethoven
Sonatas Para Piano Y Violín “Kreutzer” y “Spring”
Anne Sophie Mutter – Lambert Orkis
Deutsche Grammophon, 1999

Otra vez Beethoven. Para aquellos que buscan rarezas, les pido paciencia, pero hay tanto que hablar de lo normal… En esta ocasión les propongo dos sonatas de violín de Beethoven, pero sobre todo una: la Kreutzer. Dura lo que un buen caramelo en la boca y deja un sabor a obra de arte todo el día. A pesar de no ser habitual, he contado más de cien grabaciones de esta obra que, además de su calidad musical, atesora una curiosa anécdota en su nombre. Rodolphe Kreutzer, el destinatario de la dedicatoria de esta sonata, fue un brillante violinista coetáneo de Beethoven pero no era ese el plan inicial del genio de Bonn. Don Ludwig la pensó para otro violinista, George Bridgetower. Este sí la tocó, en 1803. Pero cuenta la leyenda que una discusión entre ambos por una mujer –qué tendrán, ¿verdad?–, le dejó sin dedicatoria. Pero nosotros sí podemos disfrutar de estos tres fantásticos movimientos, casi de concierto, y en especial de ese reto al intérprete que suponen las variaciones del Andante. Endiabladas. La melodía juguetea, serpentea, navega y bucea a lo largo de la sonata apareciendo con sorpresa después de juegos malabares a la altura de muy pocos. Alrededor del violín, por encima, por debajo, el trote del piano sostiene el timón y el tempo. He elegido la grabación con la Mutter porque estuvo en Madrid recientemente en un concierto benéfico, porque le acompaña al piano el maestro Orkis, don Lambert, y porque me encanta cómo lo hace. Lo borda. Y lo sabe.

Nuestro amigo ilustrador Iván Solbes [1] nos regala hoy un dibujo de una fiesta en una casa, aunque yo veo una guitarra… Será deformación, supongo, aunque en el fondo puede que sea lo mismo y todos los melófilos nos encontramos en casa cuando oímos música que nos gusta. Gracias de nuevo, Iván.

 

Buzón de sugerencias

Poco a poco se van animando, me gusta. Incluso me atizan. Bien, eso está bien, en melofilia no se imparte doctrina, sólo se comparte lo que se sabe. Y lo que saben ustedes y lo que opinan sólo puede enriquecernos a todos. Seguro que tienen ideas para que esto avance y mejore. Como siempre, gracias por su tiempo, por su interés, por sus comentarios aquí abajo o, claro, en su casa, la de la música: melofilia@hotmail.com [2]