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Sin día D no hay DíasDe

Envidia sana. ¿Saben cuántos CD se venden en España en todo el año? Veinticuatro millones. Y eso sumando retales de aquí y allá para hacer la cifra un poco más digna. 24 millones de CD en un año. 20 millones de libros en un día.

No se trata ahora de clamar contra la piratería musical, aunque es cierto que hace sólo cinco años las cifras de ventas de discos en España era tres veces superior a la de 2010. Se trata de reivindicar a la música como elemento imprescindible de la cultura actual. Y de la de siempre.

Necesitamos un Día del Disco, y un Día de la Música, y una Feria del Disco, cualquier cosa que anime a disfrutar de este arte que nos inunda desde que amanecemos hasta que anochecemos, que es capaz de entrar como un cirujano en nuestras almas. ¿Se imaginan que un día al año, al menos uno, media España regalase un disco a la otra media? ¿Se imaginan a las familias paseando por los parques de sus ciudades un fin de semana primaveral disfrutando de una feria del disco? ¿Se imaginan a todos los medios de comunicación recomendando discos para regalar? ¿Se imaginan cientos de puestos a las puertas de las tiendas de música –es mucho imaginar lo de las tiendas, lo sé–?

La historia, la tradición, Cataluña y la UNESCO fueron la suma de casualidades necesarias que dieron en adjudicar al 23 de abril el honor de celebrar el Día del Libro. Fue el día que murió Shakespeare, Garcilaso de la Vega y el día que enterraron a Cervantes, entre otras efemérides y costumbres populares, como la celebración de Sant Jordi. La música necesita su ía D y su DíaDe, y paciencia, porque eso sólo no sería suficiente, pero algo es algo. Y el caso es que alguno hay, el 21 de junio es el Día Mundial de la Música (¿a que no lo sabían?), y el 22 de noviembre se celebra Santa Cecilia, patrona de los músicos. Pero podría ser otro, el 7 de mayo, por ser el día en que se estrenó la Novena Sinfonía de Beethoven en 1824, el 27 de enero nació Mozart, el 27 de mayo se publicó el álbum de The Beatles Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, también el 27 de mayo Bob Dylan publicó la canción Blowin’ In The Wind, y también el 27 de mayo nació Miles Davis. Caramba con el 27 de mayo. Da igual el día, pero ayudaría mucho.

Otra efeméride digna de celebrarse y candidata a acoger esta celebración del Día del Disco que proponemos es el 1 de mayo. Ese día se celebra la fundación en 1882 de la mejor orquesta del mundo, la Berliner Philarmoniker, la Filarmónica de Berlín. Y lo celebran con un concierto, el Europakonzert [1], el Concierto Europa, que graban en directo en sucesivos entornos privilegiados de ciudades europeas y venden como un auténtico best seller año tras año. Son auténticas joyas por las que han desfilado los mejores directores y los mejores intérpretes solistas abordando los mejores programas. Este año el día D, el 1 de mayo, el Europakonzert tiene lugar en el Teatro Real [2] de Madrid. El programa, nuestro querido Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, y la Sinfonía nº 2 de Rachmaninov. Es un lujo acoger este concierto anual, así que enhorabuena a los que lo hayan hecho posible.

Pero mientras nos decidimos a elegir fecha, el que sí regalará discos la semana que viene será Melofilia. Quedan pocos días, hasta el 30 de abril, para participar en el juego de los descubrimientos [3], así que aprovechen y rebusquen en su memoria esa canción, ese disco o ese artista que compartir con todos nosotros.

Y por si no necesitan días D ni DíasDe para regalar discos a sus seres queridos, cercanos o lejanos, aquí van nuestras sugerencias para cualquier día, sin ningún motivo o con él:

Entre cajones

ray_lamontagne_trouble_melofilia [4]Trouble

Ray LaMontagne

RCA, 2004

Ray LaMontagne fue el eterno niño-nuevo-en-el-colegio, su madre tuvo que apañárselas con él y sus cinco hermanos por todo el país buscándose las habichuelas, y esa infancia nómada y desarraigada le hizo refugiarse en la música, hacia la que huyó desde la fábrica de zapatos en la que trabajaba. Este fue su primer disco, que grabó en 1999 como pudo y que la poderosa RCA rescató cinco años después, y que obtuvo un torrente de críticas positivas y una aclamación general. Su estilo folk, con guiños indisimulados al soul de Sam Cooke y Otis Redding, letras íntimas y una voz con personalidad y magnetismo hacen que LaMontagne sea una apuesta segura en nuestras discotecas. Por canciones como Trouble, Hold Me In Your Arms, Jolene o Shelter merece la pena inaugurar nuestro particular Día del Disco. Y si trastean en Spotify no se pierdan otras canciones suyas como You Are The Best Thing o Let It Be Me de su siguiente disco, Gossip In The Grain.

www.raylamontagne.com [5]

 

gillian_welch_soul_journey_melofilia [6]Soul Journey

Gillian Welch

Acony Records, 2003

¿Conocen a Gillian Welch? Si no es así, imagínense a una mujer con una voz dulce, cercana, real, sin photoshop, con una guitarra, y ya, que simplemente canta lo que le gusta, sin que se le pueda clasificar en un estilo concreto. Country a veces, folk, bluegrass, ella misma y su guitarra. Y Dave Rawlings, su compañero de composiciones y esporádicos acordes. Su música te embriaga, resulta imposible no escucharla, no dedicar toda la atención a su cadencia, a su ritmo, a su melodía, a dejarse llevar a otros sitios. Soul Journey es su último álbum, pero podríamos haber sugerido cualquier otro, Time o Revival, por ejemplo. Les invito a escuchar Look At Miss Ohio, Make Me A Pallet In Your Floor o la armónica de I Made A Lover’s Pray. Ya tiene un Grammy y, de puntillas, se ha colado entre las artistas de culto. ¿Saben ya a quién se lo van a regalar?

www.gillianwelch.com [7]

 

joshua_radin_simple_times_melofilia [8]Simple Times

Joshua Radin

Mom & Pop Music, 2008

Música para todos los gustos, ideal para regalar. Un éxito más de la inagotable cantera del Hotel Café [9] de Hollywood, un local que apuesta por jóvenes valores y que tiene en su sala de trofeos a Ingrid Michaelson o Meiko, entre los más recientes. Joshua Radin es uno de tantos ejemplos del sueño americano, chaval que se va a hacer fortuna a California con una guitarra bajo el brazo y acaba aclamado y premiado por doquier. Como tantos nuevos artistas, su éxito de ha basado en el boca-a-boca y teclado-a-teclado, de hecho ha vendido más de 500.000 copias de este disco en descargas por internet. Vendido, sí, han leído bien, es que hablo de Estados Unidos. Su música es amable, pegadiza, adolescente para adultos, ese tipo de música que pega con todo y que se deja querer en cuanto la oyes. Pero no se confundan, eso sólo pasa con canciones buenas, con canciones como I’d Rather Be With You, Brand New Day, One Of Those Days o You Got Growin’ Up To Do con esa señora que canta maravillosamente y que responde al nombre de Patty Griffin. Con este disco no fallarán en el Día del Disco que elijan.

www.joshuaradin.com [10]

 

De sofá y copa de vino

eddie_daniels_beautiful_love_melofilia [11]Beautiful Love

Eddie Daniels

Shanachie, 1997

Si regalan este disco tienen que ser conscientes de lo que regalan. Un álbum de un gran clarinetista, con versiones de piezas clásicas de jazz y de música clásica acompañado por Chuck Loeb a la guitarra, un álbum que admite el sofá, la copa de vino y hasta unas velas. En mi opinión, el sonido de una caricia es el del clarinete. Su timbre es dulce, ágil, sinuoso, suave, acaramelado incluso, expresivo como el violín y cálido como el fagot. Y eso es lo que hace Eddie Daniels –uno de los mejores clarinetistas del jazz moderno– con su Beautiful Love, acariciarnos. Regalar este disco es regalar caricias como Awakening, basado en una pieza de Bach, o First Gymnopedie, de Satie, o Beautiful Love, o We’ll Always Be Together, o, sobre todo, Love’s Journey. La música es un arma poderosa para derribar cualquier muralla… A golpe de clarinete. Cierren los ojos y disfruten las caricias.

www.eddiedanielsclarinet.com [12]

 

El pasado también existe

menuhin__grappelli_melofilia [13]Menuhin & Grappelli Play Berlin, Kern, Porter, Rodgers & Hart

Yehudi Menuhin & Stèphane Grappelli

EMI Classics, 1990

La música de los años 20, 30, 40, ¿cómo olvidarla? Irving Berlin, Cole Porter, Jerome Kern, forman parte de nuestra cultura, aunque no lo sepamos. Y una gran forma de recordarla y disfrutarla es juntando a, posiblemente, el mejor violinista de música clásica del siglo XX, Yehudi Menuhin, y, posiblemente, al mejor violinista de jazz de la historia, Stèphane Grappelli, tantos años ligado al gipsy jazzman Django Reinhardt. Estos dos violines de lujo hacen que clásicos como Cheek To Cheek, Isn’t This A Lovely Day (ambas de la banda sonora de la película Sombrero de Copa), The Way You Look Tonight. All The Things You Are o My Funny Valentine suenen mejor, si cabe. Música antigua, música eterna.

 

¿Clásicos? ¿Qué clásicos?

rodrigo_concierto_de_aranjuez_melofilia [14]Concierto de Aranjuez Para Guitarra

Joaquín Rodrigo

Ataúlfo Argenta – Narciso Yepes – Orquesta Nacional de España

Sony Music

Seguro que lo conocen, pero ¿lo han escuchado entero? Es una maravilla, aunque sea español, porque los españoles somos así. Dicen los expertos que una de las principales dificultades de componer para guitarra y orquesta es hacer valer el sonido leve y discreto de la guitarra entre la pléyade de instrumentos del conjunto, y Joaquín Rodrigo lo consigue con brillantez, además de regalarnos una de las melodías más bonitas de la música. Rodrigo se pasó la juventud entre España y Francia, donde conoció a Manuel de Falla, que lo apadrinó musicalmente y le facilitó apoyos de todo tipo. Ya instalado en España, en 1939, compuso el Concierto de Aranjuez y fue desde entonces el mejor embajador de la música española por todo el mundo. La grabación que les propongo está a la altura de la pieza, don Ataúlfo Argenta, el director español por excelencia en el siglo XX, la Orquesta Nacional de España y, a la guitarra, Narciso Yepes, la referencia de la guitarra clásica junto a Andrés Segovia. Algo tendrá este concierto cuando el próximo día 1 de mayo, decíamos, lo tocará la Filarmónica de Berlín en Madrid. Sir Simon Rattle a la batuta y Juan Manual Cañizares al traste. Canela fina, caviar de beluga, jamón de Jabugo, un Madrid-Barça en la Champions.

 

Pero seamos realistas, va a estar difícil lo del Día del Disco, al menos ese en el que todos regalemos y en el que nos regalen discos. Busquemos entretanto nuestro día D, ese en el que regalamos un disco a alguien. Un día cualquiera, anónimo, de cada uno. Regalar música es mostrar algo de nosotros, darnos un poco, a veces mucho, a veces todo. Regalar música es acercarnos al otro tanto como nos deje. Es pedir perdón, es un holaquétal, es una sonrisa, es una caricia, es un beso. Regalemos besos. Como en la ilustración de hoy de nuestro amigo Iván Solbes [15], esos besos suyos de doble dirección. Cada disco un beso. Como dice Joaquín Sabina, es muy duro curarse de lo que cura, así que regalen música.

Y recuerden que con el juego de los descubrimientos no hace falta que les regalen discos, se los pueden ganar ustedes. Anímense a escribirnos en estos últimos días, con propuestas o con cualquier cosa que quieran contarnos aquí abajo, en Facebook o, como siempre, en mi casa, que es la suya: melofilia@hoyesarte.com [16]