El nuevo establecimiento –de hecho, el último restaurante abierto en Nueva York– ocupará un elegante y moderno espacio arquitectónico que sin duda acogerá tanto a las nuevas tendencias como a los amantes del arte, los del buen comer y a todos los viajeros del mundo.
Diseñado casi absolutamente en blanco por el arquitecto André Kikoski, que se inspiró en el diseño original de Wright para el museo, la decoración del nuevo restaurante es elegante y moderna, capaz sin duda de cumplir con la incuestionable vocación cosmopolita de la ciudad de Nueva York. Además, para completar, se ha encargado una escultura al artista británico Liam Gillick, que ocupará un sitio específico y único en el local.
Diseño y gastronomía
El Wright combina un ambiente exclusivo con un lugar moderno y cómodo. Con 58 asientos y una mesa común, los clientes pueden disfrutar de un menú de tipo americano moderno que destaca por sus propuestas estacionales, de alimentos locales e ingredientes sostenibles, muy en la onda neoyorkina, creado por Rodolfo Contreras, cocinero recomendado por David Bouley, un respetado chef famoso por sus novedosas combinaciones de nutrición y medio ambiente.
Como añadido, el local dispone de un cómodo espacio “casual”, un bar de estilo europeo que ofrece platos pequeños, sándwiches, paninis, espressos o cócteles y sirve como punto de encuentro y animación del establecimiento.
En definitiva, uno de esos privilegiados lugares del que a partir de ahora medio mundo estará pensando: “hay que ir”.