Y es que en Willemstad, la capital de Curaçao y una de las ciudades más ricas del mundo en cuanto a cultura y diversidad, la influencia holandesa es tan omnipresente como las centenarias construcciones coloniales, de las que por hacernos una idea, al menos 750 edificios han sido declarados por el gobierno de interés cultural. Una bella arquitectura colonial de los siglos XVII y XVIII que nos traslada a Holanda, pero con el predomino de unos colores más vivos y brillantes, como corresponde a su lógica influencia caribeña. De hecho, hace ya más de 10 años que la ciudad fue nombrada por la UNESCO“Patrimonio Mundial”, entre otras razones por “la ejemplaridad de su arquitectura colonial y la excelente calidad de su conservación”.
Descubierta por el español Alonso de Ojeda en 1499 y abandonada posteriormente por los españoles, fue hacia 1634 cuando la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales reclamó la isla, que muy pronto se convirtió en centro comercial holandés y base de un intenso mercado de tráfico de esclavos. Durante ese período se fue conformando la hasta ahora vigente lengua local, el papiamento, una peculiar y curiosa mezcla de portugués, español, holandés y dialectos africanos que rápidamente se consolidó como un eficaz instrumento de comunicación entre las variadas culturas que por entonces convivían.
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Poco tiempo después, diversas familias procedentes básicamente de Holanda pero también de otros lugares de Europa y Asia se establecieron en Curaçao, juntándose curiosamente con una importante población de judíos que escapaban de la Inquisición en busca de un refugio que encontraron en la tolerante isla holandesa. En ese entorno fundaron en 1732 la todavía existente primera sinagoga del Nuevo Mundo, Mikvé Israel-Emanuel, visita imprescindible.
Otros escenarios recomendables son sin duda el Museo Postal y, sobre todo, el Museo Kura Hulanda, que cuenta la historia del tráfico de esclavos en la isla así como de las diferentes culturas allí existentes, levantado justamente en el lugar donde solía realizarse la subasta de esclavos y testigo único de aquella tenebrosa época. Y como para contrarrestar… mucho sol, mucha playa, mucha palmera y todos los combinados tropicales del mundo.