José Luis Bilbao desveló entonces que en una reunión previa mantenida con el lehendakari, Patxi López, le había propuesto que el Gobierno vasco «pagara a medias» este plan y compartiera la propiedad con la propia Diputación, dado que se trataba de un proyecto no solo para Vizcaya sino para todo el País Vasco, aunque hasta aquel momento no había obtenido respuesta.
Nueva sede
La nueva sede del Guggenheim ocuparía los terrenos de los que actualmente dispone la BBK con sus instalaciones de ocio dirigidas a niños en Sukarrieta, a la orilla de la ría de Gernika, que serían trasladadas a una «finca extraordinaria» de la localidad de Ea, en la misma comarca. El edificio, aunque también pretenda ser un hito en el terreno arquitectónico, responderá –debido a las exigencias del entorno, declarado Reserva de la Biosfera– a un tipo de arquitectura ecológica y sostenible, según se detallaba en el convenio.
A partir de ese momento, el plan preveía que los promotores avanzaran, con la colaboración de expertos internacionales, en la definición del «modelo conceptual» del nuevo museo desde todos los puntos de vista. Una vez finalizada esa primera fase, a finales de este mismo año, se empezarían a abordar los aspectos arquitectónicos de la obra, posiblemente, según informó Vidarte, mediante un concurso internacional de ideas cuyo marco estaría por definir.
Una experiencia diferente
El director del Guggenheim comentó también que la intención es aprovechar la extraordinaria ubicación en una reserva natural para ofrecer al visitante una experiencia diferente, «de relación con la naturaleza», frente al modelo museístico tradicional, de carácter fundamentalmente urbano. El diputado general añadió que el proyecto forma parte de un plan «mucho más ambicioso», que incluye, entre otras medidas, la construcción de nuevas carreteras, con el propósito de fomentar el desarrollo económico de la comarca y permitir que sus habitantes «puedan seguir viviendo allí».
Por otra parte, el diario Deia del domingo pasado publicaba una encuesta realizada recientemente con una muestra de casi 3.000 turistas que habían visitado el Guggenheim y cuyas conclusiones indican que de existir más equipamiento cultural, más de la mitad de ellos alargarían su estancia en Bilbao y en general en Vizcaya.
Un dato que, sin duda, confirma el beneficioso impacto que el Guggenheim ha tenido hasta el momento en la economía de la zona. De hecho, la peculiaridad que supondría contar con una importante pinacoteca como ésta fuera de una gran área urbana –donde hasta ahora se ubican casi todas las instituciones de arte moderno– es un factor ampliamente aplaudido por los encuestados, ya que la mayoría de ellos valora como argumentos positivos para visitar el nuevo Guggenheim su ubicación en un entorno natural (50%), su arquitectura singular (46,7%), su programación artística (43,4%) o la existencia de buenas comunicaciones con la capital (37%).
Pues nada. Repito la pregunta: ¿Qué tal va el nuevo Guggenheim Urdabai?