Aunque la incorporación de Bel a este mercado demuestra que no es necesario ser una marca de lujo para estar presente en la escena del arte contemporáneo, la realidad es que en la mayoría de los casos son las marcas de alta gama las que primero han dado este paso, que generalmente refleja el gusto y los intereses culturales de sus creadores.
Diseñadores…
Como es el caso de Pierre Cardin, quien inicialmente soñaba con ser escultor, pero terminó tallando la figura femenina a través de sus creaciones de moda. Ya en 1970, el diseñador creó el llamado Espacio Pierre Cardin en la Avenida Gabriel de París, un lugar que revela su amor por el teatro, la danza y el arte contemporáneo. Queriendo dar rienda suelta a todos estos campos creativos, desarrolló este espacio con tres niveles diferentes que permiten albergar exhibiciones de cine, teatro, conciertos –como el que el pasado mes de febrero ofreció, en un show privado, la cantante Norah Jones– además de desfiles de moda y, por supuesto, exposiciones de arte como la llevada a cabo la pasada primavera mostrando las últimas esculturas de Botarro y Brancusi.
Además de este espacio, Pierre Cardin es también el responsable de la restauración del Château de Lacoste, un castillo situado en la región de La Provenza que en su día fue la mansión del famoso marqués de Sade, donde todos los veranos se celebra un interesante festival de música y danza.
El edificio alberga hoy una fundación que preserva el legado de YSL, así como la posibilidad de acceder a una exquisita variedad de exposiciones temporales a lo largo de todo el año. Tras la muerte de Saint-Laurent en 2008, Pierre Bergé subastó la colección de arte que compartía con su compañero, dotando así a la institución con una provisión de fondos cercana a los 375 millones de euros que aseguró la supervivencia de esa extraordinaria colección compuesta por más de 5.000 artículos de ropa, además de 15.000 accesorios y bocetos variados referidos al mundo de la alta costura.
Grandes marcas…
Procedente de otra gran marca, la Fundación Cartier en el Boulevard Raspail de París es, en sí misma, una obra de arte. Una exuberante y bella vegetación invade la radiante e imponente estructura de cristal creada por el famoso arquitecto Jean Nouvel. El edificio, de casi 13.000 metros cuadrados, tiene tres niveles de espacios expositivos, con otros tres más para acoger el área administrativa.
Gracias a su activa política de adquisiciones, la Fundación Cartier posee más de 1.000 obras de arte procedentes de 300 autores, que son exhibidas en todo el mundo a través de sus múltiples socios. Según Alain-Dominique Perrin, su presidente, el objetivo de la fundación es ofrecer al público una serie de trabajos realizados por grandes artistas contemporáneos, pero también invitar a los jóvenes talentos emergentes a mostrar sus trabajos en una relación de tutoría, así como la apertura hacia los otros continentes.
Y cadenas muy populares
Por otra parte, una conocida cadena de ropa sencilla y asequible, pero con un gran volumen de ventas, como es la que corresponde a la marca Agnès B., se encuentra también inmersa de pleno en el mundo del arte. Su creadora, Agnès Andrée Margarita Troublé, era ya mucho antes de comenzar a diseñar la ropa que ahora vende con gran éxito una devota coleccionista de fotografías que comenzó adquiriendo en mercados populares como el de Las Pulgas de París.
Con el tiempo llegó a poseer una fantástica colección que ha exhibido en multitud de espacios culturales, como en Les Abattoirs –el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Toulouse– o el C/O de Berlín, el prestigioso museo de fotografía alemán.
En 1984 inauguró la Galerie du Jour, una zona de exposiciones dentro de la que había sido su primera tienda en París, en la Rue du Jour. Con ese mismo espíritu innovador, hoy en día todos sus locales –una cadena compuesta por más de cien tiendas en todo el mundo– siguen reflejando de algún modo la pasión de su creadora por disciplinas como la fotografía, el cine o la música.