El último siglo deja tras de sí uno de los movimientos sociales más importantes del siglo XX, un movimiento que ha afectado a más de la mitad de la población de nuestro país. La influencia fundamental de este cambio social recae en el feminismo, una de las corrientes de pensamiento de mayor impacto en la cultura contemporánea: no sólo ha transformado la sociedad en lo que atañe a la vida y derechos de las mujeres, sino que ha sido relevante para las teorías queer, trenzándose en los países anglosajones con los movimientos por la igualdad de derechos y representación sociocultural de los ciudadanos provenientes de cualquier geografía o cultura.
Ámbito público y privado
La exposición, producida por Acción Cultural Española (AC/E) con la colaboración de la agencia EFE, se desarrolla en cuatro bloques temáticos que recorren los diversos momentos del siglo XX y los ámbitos, tanto públicos como privados, en los que se ha dirimido la lucha por los derechos de las mujeres, sus protagonistas, arquetipos e iconografía.
El punto de partida es 1911, año en el que se inicia la celebración del Día Internacional de la Mujer, que había sido propuesta por Clara Zetkin durante la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas que tuvo lugar en Copenhague los días 26 y 27 de agosto de 1910. Pero también se incluyen unos antecedentes a modo de introducción que proyectan estos cambios sociales hacia sus primeros balbuceos entre los siglos XVIII y XIX.
Aunque la muestra se centra en España, se hace una incursión en los movimientos de otros países, especialmente el movimiento de las sufragistas inglesas y americanas, pues no se debe de aislar lo sucedido en nuestro país presentándolo como si fuera un compartimento estanco respecto al resto del mundo, aun cuando nuestra historia, como puede verse en la cronología, no siempre ha corrido en paralelo y al mismo ritmo.
Momentos históricos
Hay momentos históricos que requieren una especial atención por suponer picos en aquellos cambios sociales que hoy se leen como de especial relevancia. En este sentido hay que detenerse en la década de los años 1920 y los cortos pero fructíferos años de la II República, años de una incipiente normalización de las mujeres en la vida pública y que en el período republicano suponen por vez primera el sufragio universal en nuestro país.
La exposición también se detiene en el importante papel que asumieron las mujeres en la Guerra Civil, así como la dura vuelta al orden patriarcal que supuso la dictadura del general Franco. Durante esas casi cuatro décadas, el Estado se comportó como un patrón controlando la vida de las mujeres a través de sus políticas reproductivas, de educación y del trabajo, control que se ejercía desde el ámbito legislativo hasta la formulación de una disciplinada iconografía que se reproducía en los medios de masas.
La llegada de la democracia supuso, en unos casos, la legalización de situaciones y comportamientos que estaban prácticamente internalizados en la vida social, y en otros, la puesta en marcha de normativas largamente reivindicadas, como el derecho al aborto o la ley del divorcio. Más tarde llegarían otras medidas que visibilizarían, dándole una lectura legal, la violencia machista o la práctica igualdad de derechos para parejas del mismo sexo.
Represión institucional
Como puede verse en la exposición, el sistema, amenazado por la redefinición de los poderes que suponía este cambio en su escala de valores, expurgó su primer brote, el sufragismo del siglo XIX, prácticamente inexistente en nuestro país, con todos los instrumentos de represión institucional posibles: médicos, policiales, judiciales y culturales. Una situación represiva que cambió de fórmulas y medios, no así de intenciones, con el resurgimiento de los movimientos feministas de los años 60 y 70 del siglo XX; entonces, sus detractores se apresuraron a calificar el feminismo, primero como un movimiento liderado por mujeres egoístas y extremistas y, más tarde, como una ideología superada o trasnochada. La imagen del feminismo, forjada en los ámbitos de poder y en los espacios en los que se formulan las corrientes de influencia sobre la opinión pública, parece haber tenido relativo éxito ya que existen prejuicios generalizados que lo anatemizan e identifican con posturas revanchistas.
La exposición construye sus discursos a través de una gran variedad de objetos –películas, audios de radio, música, carteles, fotografías, documentales, prensa y publicaciones, objetos cotidianos, moda, obras de arte y recursos textuales–, ya que la historia de las mujeres españolas ha tenido lugar en los lugares de decisión política, pero también en las cocinas, en los campos y en las calles. En las universidades, pero igualmente en las formas cotidianas de entender la sexualidad. En lo visible, pero quizás mucho más en lo invisible. La historia de la vida cotidiana toma una especial importancia en la historia de las mujeres, relegadas al ámbito de la esfera privada. Por ello, durante el siglo XX se produjo lentamente pero sin pausa una recuperación de la esfera pública que es uno de los temas protagonistas de este proyecto.
Madrid. 100 años en femenino. Una historia de las mujeres en España. Conde Duque [1].
Del 9 de marzo al 2 de septiembre de 2012.
Comisarias: Oliva María Rubio e Isabel Tejeda.