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17 artistas esenciales en la modernidad turca

  

 

1. Zeki Faik Đzer (1905-1988). En 1928 recibe una beca del Gobierno y se traslada a París, donde continúa sus estudios de arte hasta 1932. Vuelve  la capital francesa en repetidas ocasiones y allí establece su residencia durante los años 1970-1984. A partir de 1960, deja atrás la pintura figurativa naturalista para adentrarse en su periodo lírico abstracto. Explora las relaciones del color y la forma basándose en imágenes caligráficas, y más tarde crea composiciones inspiradas en la música. La exuberancia característica de sus trazos y pinceladas y su estudio del color, la forma y el trazo tienen como resultado la espontaneidad y el dinamismo rítmicos que distinguen sus piezas.

2. Nejad Devrim (1923-1995). Se establece en 1946 en París, donde participa en exposiciones durante los años cincuenta como representante de la abstracción lírica propugnada por la Escuela de París. En los años siguientes viaja a otros países europeos, a América y al Lejano y Próximo Oriente, y en 1968 se traslada a
Varsovia. Durante su estancia en París, se inspira en las vidrieras decoradas de las catedrales, que sintetiza en obras abstractas de vivos colores y líneas caligráficas. El concepto de abstracción, determinado por la sensibilidad ante el color y la concentración de trazos, se torna en un trascendente expresionismo lírico. El arte de Devrim es producto de una visión del mundo y de una sensibilidad fundamentadas en el conocimiento y la experiencia personal.

3. Selim Turan (1915-1994). En 1947 recibe una beca del Gobierno francés que le permite viajar a París, donde se afinca y desarrolla su carrera artística. Pertenece a la primera generación de artistas que empleó la abstracción en la pintura turca contemporánea y es célebre por sus composiciones expresionistas abstractas, generalmente de formato vertical. Se le considera uno de los principales representantes de la tendencia abstracta «tachista» — caracterizada por la pincelada espontánea, goteos, manchas de pintura y trazos de apariencia caligráfica— que dio un importante impulso a la pintura turca en la década de 1950. A partir de mediados de los sesenta, se interesó por temas procedentes de las artes populares tradicionales y empezó a combinar la abstracción con la figuración.

4. Mübin Orhon (1924-1981). En 1948 viaja a París para cursar un doctorado en Economía, y frecuenta los círculos artísticos. Fija su residencia en París. Su estilo abstracto empieza a cristalizar a partir de la década de 1950. Sus pinturas se basan en efectos de profundidad y color en relación con la superficie. Nada en estos cuadros remite a un acontecimiento u objeto tangible. La base intelectual de la obra de este artista se nutre de la filosofía oriental, el misticismo y las ideas espirituales de Rumi, el poeta sufí del siglo XIII.

5. Adnan Çoker (1927). En 1955, con una beca del Gobierno, estudia en París, adonde regresa en 1964, esta vez becado por el Gobierno francés. La tendencia abstracta de este artista se debe a dos influencias: la música y la arquitectura. Escuchando música y contemplando obras arquitectónicas emergen sentimientos que el artista traduce en formas con ciertas relaciones espaciales. Son «formas-patrón» que aparecen suspendidas en una dimensión espacial abstracta sobre fondo negro; no están sometidas a la gravedad ni expresan una relación con el mundo externo ni con el entorno en que vivimos.

6. Ömer Uluç (1931-2010). Entre 1953 y 1957 estudia ingeniería en Estados Unidos, al tiempo que desarrolla su carrera artística. Desde 1983 vive y trabaja en París y Estambul. Sus imágenes aluden a figuras femeninas formadas por una masa de líneas sobre una base monocroma. Uluç ejecuta sus figuras y objetos con pinceladas densas y a la manera expresionista, aunque afirma no dar importancia a la expresión ni pretender una pintura dotada de significado.

7. Erol Akyavas (1932-1999). En 1952-1953 viaja a Florencia y Francia. Durante los años 1954-1960 estudia arquitectura con Mies van der Rohe en el Illinois Technology Institute de Chicago. A partir de 1967 reside en Nueva York y Estambul. Es galardonado con el premio Jackson Pollock en 1986. La filosofía central de sus obras es revelar la calma espiritual de Oriente en colisión con el ruido visual de Occidente. El artista no pretende documentar su entorno, sino que dirige la mirada hacia su interior, en una búsqueda espiritual. Sus obras beben de la cultura otomana, la arquitectura islámica y el arte turco, y el resultado son pinturas sublimes, hermosas caligrafías y complejas iconografías que constituyen testimonios de este viaje del artista hacia la luz.

8. Devrim Erbil (1937). Participa en la Bienal de Venecia de 1962. En 1965 recibe una beca del Estado español y realiza trabajos de investigación en España, Italia y Francia. Desempeña una larga tradición docente. Con una gran maestría, Erbil reconcilia la imagen y la concentración de líneas, y en este empeño sustituye la composición racional por un sistema rítmico y disperso de relaciones. Dentro de una abstracción basada en la naturaleza, el artista trata de convertir las dinámicas locales en temas para el pensamiento y el arte contemporáneos. En esta obra, las siluetas de multitudes de pájaros forman una unidad estructural de la que no se puede excluir ni un solo elemento, y producen efectos que recuerdan imágenes de olas o nubes.

9. Burhan Uygur (1940-1992). En 1970 estudia en Salzburgo, en la Academia Internacional de Verano de Artes Aplicadas. Su obra se sitúa entre la figuración y el expresionismo abstracto de la generación de los años sesenta. En sus pinturas reúne elementos abstractos y trágicos, sinceros e ingenuos, de su propio universo poético y fantástico. El mundo pictórico de Uygur refleja temores, anhelos y reacciones profundamente arraigados, y gira en torno a temas como la vida, la muerte y la inmortalidad.

10. Osman Dinç (1948). En 1972 recibe una beca del Gobierno para estudiar en París, donde fija su residencia a partir de 1977. Recibe el Premio UNESCO para la Promoción de las Artes en 1993. Las esculturas de Dinç enfatizan las características de los materiales utilizados eludiendo la narración.
Sus formas no responden a los objetos que encontramos en la vida cotidiana. Sin embargo, incluyen elementos autobiográficos o relacionados con fenómenos y conceptos de Anatolia. Llevan el sello de mitos y creencias ocultos que nos susurran al oído desde un pasado remoto. A partir de la década de 1980, la producción de Dinç subraya la relación entre el hierro, el vidrio y el ser humano, con secuencias de formas duplicadas semejantes a instalaciones.

11. Kemal Önsoy (1954). Entre 1990 y 1992 vive y trabaja en Nueva York. Representa a Turquía en la Bienal de Venecia de 1990 y participa en la Bienal de Estambul de 1995. Sus lienzos de gran formato nos ofrecen abstracciones figurativas basadas en el hombre y en la naturaleza, con vagas siluetas de personajes en entornos definidos por las murallas del viejo Estambul. Estas imágenes se convierten en criaturas fantásticas que murmullan desde las profundidades de la vida urbana, provocando un gran número de asociaciones.

12. Mithat Sen (1957). Representa a Turquía en la Bienal de Venecia de 1990. Sus obras presentan composiciones seriadas que ordenan geométricamente partes del cuerpo humano, configurando imágenes casi reales, pero estáticas e inescrutables, como si fueran plantillas. En el terreno cromático, sus últimas pinturas combinan pares de colores intensos, con predominio del rojo, el verde, el azul y el violeta.

13. Mustafa Ata (1945). Reside en Alemania durante los años 1980-1981. Su obra se caracteriza por la abstracción basada en la figura y ejecutada con rotundas pinceladas continuas. Ata representa relaciones de tensión con figuras contrapuestas sobre un fondo monocromo, en busca de un efecto expresionista dinámico. Sus preocupaciones giran en torno a la cuestión de la existencia individual, con una actitud nihilista que guarda un cierto parentesco con los debates sobre identidad y género.

14. Alaettin Aksoy (1942). Entre 1972 y 1976 estudia en París con una beca del Gobierno. El ser humano es el protagonista de sus pinturas, pero se trata de seres que no existen en un espacio y un tiempo reales. Sus personajes transitan entre sueño y realidad, son producto de una fantasía visual que alude continuamente a nuestras vidas. El carácter y la figura de los personajes, sus situaciones, gestos y comportamientos se presentan como imágenes fantásticas y humorísticas en un espacio que no está claramente definido.

15. Serdar Arat (1955). Entre 1983 y 1984 estudia pintura en la State University of New York, Albany, donde actualmente desempeña una actividad docente que compagina con su carrera artística. Arat recurre a formas que hacen referencia a objetos, superando el concepto tradicional del lienzo. Sus obras con frecuencia aluden a los arcos característicos de la arquitectura otomana, sobre los que encontramos imágenes de la naturaleza — como el agua, las nubes o la línea del horizonte— que despiertan la imaginación del espectador.

16. Komet (Gürkan Coskun) (1941). En 1971 estudia en París con una beca del Gobierno. Sus pinturas podrían definirse como figurativas y también como deudoras del expresionismo abstracto, con personajes misteriosos representados en lugares irreales y oníricos que reflejan la tragedia y el estado espiritual del hombre contemporáneo. La fantasía se confunde con la realidad, el sueño con la experiencia. Hay una abundancia de formas expresivas que abarcan desde el cine hasta la fotografía.

17. Mehmet Güleryüz (1938). Entre 1972 y 1975 estudia en París con una beca del Gobierno. Vive en Nueva York durante 1980-1984 y en Bruselas en 1985. Ocupa un lugar destacado en la tradición figurativa de la pintura turca. Sus obras, de naturaleza crítica, proporcionan una forma visual a los modelos de pensamiento y de comportamiento que caracterizan al hombre, con un estilo expresionista y en parte humorístico.

Madrid. Obras maestras contemporáneas de Turquía en la colección del Banco Central de la República de Turquía. CaixaForum.

Del 7 de abril al 30 de mayo de 2010.