Un músico diferente

Dos siglos y medio después, numerosos actos, exposiciones, conciertos, reediciones de su obra y hasta un nuevo vino con el nombre del compositor consolidan al autor de El Mesías como estrella germana de la música clásica barroca. La localidad alemana de Halle, lugar donde nació el compositor en 1685, se ha convertido en el epicentro de todas estas celebraciones que incluyen ciclos de conciertos, la reapertura de su casa natal y una nueva exposición en el Museo Händel que hace hincapié en la buena mesa, una de las grandes pasiones del maestro.

Si todo hubiera ido como quería su padre, un prestigioso cirujano, Händel habría sido abogado, pero cuando descubrió las dotes de su hijo, que practicaba la música en secreto, cambió de idea y se mostró dispuesto a pagarle los estudios y apoyarle en su carrera.

Fue conocido, además, por su aspecto físico, de gran corpulencia, probablemente la causa del ictus que le dejó medio cuerpo paralizado y de la que se recuperó en 1737, y admirado por su independencia, su ansiosa labor de renovación y su perpetuo conflicto consigo mismo, aspectos de su personalidad que sacan a la luz dos nuevas biografías: Georg Friedrich Händel, del Franzpeter Messmer, que explora los vínculos entre la vida privada del compositor y su creación artística, y Tumult und Grazie, de Karl-Heinz Otto, que sitúa al autor en el mundo londinense de la ópera, las divas, la música barroca y los "castrati".

Recordando al maestro

Además, la cadena alemana Arte retransmitirá en directo el recital que tendrá lugar el próximo domingo en Halle como homenaje a Händel, donde se recreará el que la abadía de Westmister de Londres dedicó al compositor en 1784, 25 años después de su muerte en esa ciudad a la edad de 74 años.

Esta misma cadena ha programado durante este año una serie de reportajes centrados en su obra y vida, en la que viajó por Alemania y residió en Italia e Inglaterra tras el éxito que cosechó en Londres su ópera Rinaldo en 1711. Londres, lugar donde el músico vivió más de cuarenta años y considerada su ciudad adoptiva, se suma a las celebraciones con una exposición en su casa-museo.

Tras el reconocimiento público en vida -se le erigió una estatua en Londres y fue enterrado en un acto multitudinario en la abadía de Westminster- Händel recibe ahora el homenaje póstumo de las dos naciones que se lo atribuyen como hijo predilecto, Inglaterra, como patria adoptiva, y Alemania, como país natal.

Además, en su casa natal de Halle se mostrarán a partir de esta semana manuscritos pertenecientes a los fondos de la Biblioteca Británica de Londres, junto a pinturas, grabados e instrumentos musicales. En total, más de sesenta óperas y oratorios, entre ellos piezas célebres como Almira, Radamisto, Julio César y Rodelina integran la extensa producción musical de Händel, que abarcó desde composiciones vocales, pasando de lo profano a lo religioso, a música instrumental.

El tenor mexicano Rolando Villazón también ha prestado su voz este año a Alcina, una de sus óperas, de la que interpreta un fragmento en su nuevo CD dedicado a las arias más memorables de la historia operística. La incursión de Villazón en el universo "händeliano" forma parte de las numerosas reediciones de la obra del maestro del barroco lanzadas al mercado en Alemania coincidiendo con el 250 aniversario de su muerte.