Por medio de cerca de ochenta obras de más de sesenta artistas –entre los que se encuentran Karel Appel, Alberto Burri, Willem de Kooning, Ellsworth Kelly, Piero Manzoni, Jackson Pollock, Antoni Tàpies y Victor Vasarely– procedentes de las colecciones del Solomon R. Guggenheim Museum, la Peggy Guggenheim Collection y el Museo Guggenheim Bilbao, la muestra explora las similitudes entre distintas manifestaciones artísticas surgidas a ambos lados del Atlántico.
Símbolo de liberación
Tras el caos provocado por la Segunda Guerra Mundial y al amparo de la filosofía existencialista, los artistas europeos recurrieron a la hibridación y a la síntesis, en contra de los valores utópicos y experimentales que habían caracterizado a los artistas de generaciones anteriores. Para los artistas de la España de Franco y del Este de Europa, aún oprimidos por la tiranía política y estética, esas obras de arte fueron un símbolo de liberación política. El Arte Informal, o arte sin forma, abarca una gran variedad de prácticas abstractas y métodos pictóricos que emergieron en esa posguerra.
Rechazando los últimos baluartes del humanismo clásico y sus principios artísticos más significativos, como la armonía tonal, el equilibrio y la composición integral, la pintura informal abogó por la libertad en la expresión artística. Este movimiento es conocido, en sus diversas manifestaciones, como Pintura Gestual, Abstracción Lírica, Arte Matérico y Tachismo (del francés tache, «mancha»). Artistas como Alberto Burri en Italia, Jean Dubuffet en Francia y Antoni Tàpies en España, utilizaron materiales distintos al óleo en sus lienzos, mientras que otros exploraron estrategias que consideraban más científicas, objetivas e interactivas por naturaleza, en particular las pinturas monocromas y el Arte Cinético, como demuestran las obras de Yves Klein, Piero Manzoni y Jean Tinguely.
Un estilo muy expresivo
Mientras tanto, la pintura en EE.UU. evolucionaba hacia un estilo muy expresivo basado en el gesto. Como los informalistas, los expresionistas abstractos no compartían un estilo único o una temática universal. Sin embargo, el interés en el proceso y en los fundamentos de la creación artística, así como una tendencia inexorable hacia la abstracción influida por el subconsciente y las emociones de los artistas, se convirtieron en el motor del movimiento. La Pintura de Acción buscaba aunar forma y emoción a través de métodos innovadores en la aplicación de la pintura –verter y salpicar, además de utilizar el pincel– en un intento de enfatizar el acto de pintar y la superficie pictórica, algo apreciable en las obras de Willem de Kooning y Jackson Pollock. Otros, como Robert Motherwell y Mark Rothko, emplearon grandes campos de color para evocar estados espirituales.
Muchas de las obras expuestas fueron adquiridas por el Solomon R. Guggenheim Museum entre 1952 y 1960, bajo la administración de su segundo director, James Johnson Sweeney. Desde que se inauguró en 1997, el Museo Guggenheim Bilbao ha contado con el arte de este período como punto de partida para la formación de su propia colección.
Bilbao. Abstracción pictórica, 1949-1969: Selecciones de las Colecciones Guggenheim. Museo Guggenheim.
Del 14 de junio de 2011 al 8 de enero de 2012.
Comisarias: Tracey Bashkoff y Megan Fontanella.