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Ai Weiwei transforma el Pabellón Mies van der Rohe

 cotidiana, pero totalmente ajenos en una construcción arquitectónica: el agua de las piscinas, una exterior y otra interior, será sustituida, respectivamente, por leche y café. La inauguración contará, además, con la celebración de una mesa redonda de la mano del artista, el comisario Xavier Costa y el director de la Haus der Kunst de Múnich, Chris Dercon.

 

Reflexión en el pabellón

Según explica el mismo artista, “mi intervención incide como en el metabolismo de un ser vivo […]. En realidad, el edificio no es inalterable: el agua de las dos piscinas se vacía y se llena sin que el público lo perciba”. En efecto, parece que el Pabellón Mies van der Rohe está siempre quieto, pero no es así, y Ai Weiwei propone una reflexión en torno a esta quietud aparente: “Mantener las condiciones correctas para la leche y el café es como tener cuidado de un ser vivo: requiere un esfuerzo para preservarlos de la luz, unas constantes-2″. En total, las dos piscinas se llenarán con 65 toneladas de leche y 15 toneladas de café, que estarán al aire libre.

La intervención forma parte de una serie de instalaciones que diversos artistas plásticos y arquitectos de todo el mundo realizan en el edificio [1] de Mies van der Rohe. Son actuaciones de poca duración que proponen una nueva mirada a su arquitectura. La programación de instalaciones aporta un tipo de actividad única en la ciudad, que se basa en los espacios excepcionales del edificio.

Entre otros, han hecho intervenciones en el pabellón Antoni Muntadas, Jeff Wall, Dennis Adams, los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, del estudio SANAA, y Enric Miralles y Benedetta Tagliabue.

 

 

Un artista combativo

Aunque no le gusta que lo definan como un artista comprometido, el hecho es que Ai Weiwei (Beijing, 1957) es uno de los artistas más incómodos para el régimen chino, especialmente después del terremoto de Sichuán, en 2008. Ante el silencio de las autoridades del país a la hora de cuantificar el número de víctimas, Ai Weiwei decidió investigarlo por su cuenta y puso en marcha un blog para recordar a los fallecidos. Las autoridades chinas lo cerraron cuando la lista superaba los 5.000 nombres.

Y es que Ai Weiwei es un artista combativo, cuyas obras son a menudo denuncias de la sociedad actual. Su carácter luchador le viene de lejos: su padre, un poeta reconocido, fue enviado a un campo de trabajo durante la Revolución Cultural, y el mismo Ai Weiwei pasó allí una temporada “reeducándose”.

Su carrera empezó en 1978, año en que entró en la Academia de Cine de Beijing con dos de los mejores representantes de la cinematografía china: Chen Kaige y Zhang Yimou. Aquel mismo año fundó el grupo de vanguardia The Stars, precursor del arte contemporáneo chino, que se disolvió en 1983. En 1981 el artista llegó a Nueva York, donde vivió hasta 1993.

Arte conceptual

En Nueva York, Ai Weiwei studio en la Parsons School of Design. Su carrera estuvo basada en el arte conceptual y los ready mades, bajo la influencia de la obra de Andy Warhol y Marcel Duchamp, de los cuales siempre se ha declarado admirador. En sus obras no falta la crítica social o histórica: por ejemplo, rompió un jarrón de la dinastía Han de 2.000 años de antigüedad para “liberarse” de la tradición cultural, o “reconvertir” piezas de mobiliario de la dinastía Ming en muebles sin lógica.

Su arte se ha movido en el terreno de la instalación, la fotografía, la escultura y la arquitectura, disciplina en la cual ha sido reconocido internacionalmente gracias a la colaboración con los suizos Herzog & De Meuron en el diseño del estadi Nido de Pájaro para los Juegos Olímpicos de Beijing.

Ai Weiwei vive en China desde 1993. En 2000, fue comisario de la exposición Fuck Off en Shangai, que fue clausurada por la policía (hecho que le dio más publicidad de la que las autoridades esperaban).