La pintura de Millán se ha asentado desde sus comienzos en la relación del artista con el medio urbano, sobre todo con la ciudad moderna (a través de modelos referidos a la antigüedad clásica, al barroco italiano y al racionalismo contemporáneo). Tampoco han faltado en sus obras referencias notables a la naturaleza, concebida como espacio vital, a veces de registro romántico, además de como materia prima de la práctica pictórica.
En cuanto a sus cuadros actuales, a Millán no sólo le interesa la ciudad –y, en especial, la arquitectura urbana– desde una perspectiva paisajista, sino también todos aquellos aspectos que hacen de ella un conjunto de edificios emblemáticos, pero que funcionan como temas híbridos, al tiempo que resultan expresivos de una manera peculiar del vivir actual.
Frontera exacta
Según José Marín-Medina, crítico y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, «mirando las pinturas de Millán, lo primero que el espectador siente es que son cuadros que tienen siempre algo que nos inquieta: ya sea ese gusto suyo tan peculiar por fijar la composición de los espacios pictóricos en la frontera exacta y difícil en que los interiores del edificio se encuentran con la amplitud del exterior, separados sencilla y duramente por la transparencia de la pared o cortina de vidrio…; ya sea la rareza de esa sensación que el cuadro transmite al desarrollarse temáticamente conjugando invención con realidad, en ocasiones incluso con elementos de abstracción, como es el caso de esas grandes alfombras, cuyos ramajes ornamentales abren con gestos violentos las solerías amplísimas del hall de un museo berlinés, como si las hubiera hendido la reja de un arado…; ya sea el caer en la cuenta de cómo la mezcla de los efectos de la luz natural con los de la luz eléctrica contribuye a romper las estructuras geométricas…; ya sea la posibilidad poco frecuente de experimentar –por encima de los efectos de perspectiva arquitectónica– la realidad plana del espacio del cuadro como un continuo de pinceladas, acuchillados y barridos que van de arriba abajo, de derecha a izquierda…».
Madrid. Joaquín Millán. Malinconia. Galería Ansorena.
Del 13 de septiembre al 22 de octubre de 2012.