Altarriba está considerado un genio del cómic. Es, también, un tintinófilo reconocido, y lo justifica porque «en Tintín entra por primera vez la aventura en el cómic. La aventura de verdad, exótica pero realista, ambientada en escenarios y situaciones históricas, dibujada con atractiva precisión, desarrollada en una cuidada trama… Y, sobre todo, porque Tintín es un héroe de la inteligencia y no de la violencia».
Comienzos en la historieta
En su biografía figura que en los años ochenta se inició en el mundo de la historieta, primero con el Colectivo Z en la revista Bustrofredón, colaborando luego con el dibujante Luis Royo en De vuelta (Miguel Marcos, 1983) y Desfase (Ikusager, 1987). Publicó también la revista teórica Neuróptica, y en 1987 el libro Comicsarías junto a Antonio Remesar.
Participó en la producción de la serie documental Cómic: noveno arte, en 1989, y en la organización de la exposición Made in Tintín en 1993, pero durante los años noventa se dedicó sobre todo a la literatura. En el nuevo siglo, y a pesar de lograr el Premio Euskadi de Literatura en 2002 con su novela La memoria de la nieve, vuelve a dedicarse con fuerza a la historieta, produciendo ensayos y guiones.
Penurias de aquella España
El 4 de mayo de 2001 el padre de Antonio Altarriba se suicidó. De esa manera ponía fin a una vida marcada por el fracaso y la frustración. Al igual que otros muchos hombres y mujeres del pasado siglo intentó construir un mundo más justo y la historia le dio la espalda, quiso volar con las alas de la ilusión y acabó estrellándose.
De su mano recorrimos las penurias de la España de principios de siglo, la guerra civil, el exilio, los campos de concentración, la resistencia contra los alemanes, el mercado negro, el desarrollismo, la llegada de la democracia… Con todo este material, Altarriba elaboró en El arte de volar un guión desgarrador en el que se siente profundamente implicado. Y su compañero Kim se encargó de ponerlo en imágenes con el mejor de sus estilos. Juntos construyen una historia vibrante en la que padecimientos y atrocidades no impiden que el amor y el humor ocupen un lugar importante.
Preservar y conservar
Esta donación, además de contribuir con la misión de la BNE de incrementar el patrimonio bibliográfico español, establece una fórmula para preservar y conservar el archivo personal del autor, favoreciendo su investigación actual y garantizando su consulta en el futuro.
En esta línea, la Biblioteca ha fomentado las donaciones por parte de importantes personalidades de la cultura hispánica, logrando, entre otros, los archivos personales de Jorge Guillén, Federico Senén, Gabriel Alomar, Joan Margarit, Felipe Boso, Antonio Muñoz Molina, Jesús Pardo de Santayana o Jesús Marchamalo.