Autorización y capital
Ahora, el proyecto está finalizado y su realización depende, además de la pertinente aprobación por parte del Arzobispado y del Cabildo, de la consecución de los dos millones de euros en los que está presupuestado. El artista realizaría su trabajo desinteresadamente, pero los gastos que conlleva una obra de estas características requieren la configuración de un equipo de especialistas. El proyecto incluiría, también, el rodaje de un documental que inmortalice el trabajo, como hizo en su día Víctor Erice en El Sol del Membrillo.
Según el propio artista, “si todo va bien, será la primera vez que pinte a la Virgen y la posibilidad me hace una ilusión tremenda, porque sería incorporar el arte de hoy, el cómo somos en la actualidad, al Pilar”.
El grupo escultórico realizado en bronce, a una escala un poco mayor que la real, integrada por adultos y niños, representa al pueblo, a los fieles que acuden a la basílica. La mujer de ese grupo mira hacia arriba, a la cúpula pintada, donde el autor quiere pintar el rostro de la Virgen para que estén en contacto el mundo espiritual y el terrenal.
Rostro de María
El artista tiene bastante definido el grupo escultórico, que cuenta ya con un primer boceto en escayola a escala real, pero la pintura está algo más abierta. Podría ser desde una alegoría de María, Reina del Mundo, hasta una representación de la Virgen con Santa Ana y el Niño, aunque López asegura que “tiene claro que el protagonista de la obra será el rostro de María”. Lo importante, considera, es que evoque el sentimiento humano más íntimo, que comunique.
Si finalmente se acaba haciendo realidad este proyecto, impulsado por la Fundación Arte y Gastronomía, se llevará a cabo desde la ortodoxia aunque se pretende que el mensaje llegue a todo el mundo. Antonio López tiene ya, incluso, pensado el emplazamiento de su obra. El luneto donde pintaría se ubica en una nave lateral, junto a la Puerta Alta (la más cercana a San Juan de los Panetes), entre las Capillas del Rosario y de San Braulio.
El grupo escultórico se ubicaría junto a la reja del coro, cercano a la Capilla del Ecce Homo. “Lo que tengo muy claro es que, si mi propuesta sale adelante, no vengo a quitar nada ni a romper nada de lo que hay, sino a aportar una visión contemporánea”, afirma el artista manchego. Así, el grupo escultórico iría colocado en un sitio que no afectara en nada al culto, ni al recorrido del visitante por el interior de la basílica.