La manifestación discurrió sin incidentes hasta el equipamiento cultural encabezada por dos grandes pancartas con el lema «Yo apoyo Centro Niemeyer», portadas por representantes del movimiento vecinal y de los comerciantes locales, que habían impulsado la movilización.
Unidos por la ciudad
A la protesta, iniciada hace ya varios días con el reparto por la ciudad de tarjetas rojas con el mismo lema, se han sumado representantes de todos los partidos políticos con representación municipal (PSOE, PP e IU) excepto de Foro Asturias (el partido de Álvarez Cascos), así como de los sindicatos UGT y CCOO.
Los manifestantes pretendían defender la programación cultural realizada hasta ahora en el centro cultural y reivindicar la importancia del centro, que ha permitido situar internacionalmente a Avilés e impulsar su resurgimiento cultural y económico. Para la alcaldesa de la ciudad, la socialista Pilar Varela, «la ciudadanía con su respuesta cívica dice con claridad al Gobierno regional que tiene que plantear su posición respecto al Niemeyer de forma radicalmente distinta».
«El Niemeyer se ha convertido en un motor económico de primer nivel y no estamos para desperdiciar aquello que nos da riqueza», ha añadido Varela después de que los actuales responsables del Centro llevaran a los tribunales la negativa del Principado a aceptar el cambio de estatutos que reducía su representación en el patronato.
Guerra abierta
El pasado jueves, el secretario del Patronato de la Fundación, José Luis Rebollo, anunció que el conflicto entre el Principado y el Centro Niemeyer obligará a paralizar su actividad a partir del próximo mes de octubre.
El Ejecutivo regional ha denunciado unas supuestas irregularidades económicas [1] en la gestión por parte de los actuales responsables del Niemeyer y ha rechazado la posibilidad de ceder al patronato que lo gestiona la titularidad de un equipamiento en cuya construcción el anterior Gobierno asturiano invirtió 43 millones de euros.
La actuación de la administración autonómica [2], cuyo consejero de Cultura, Emilio Marcos Vallaure, calificó de «cultura del espectáculo» la programación ofrecida hasta ahora por el centro cultural, llevó a sus gestores a suspender las actividades previstas a partir de octubre. Para sus actuales responsables, el Gobierno regional «pretende imponer su criterio y controlar la Fundación que lo gestiona para privar de independencia y libertad a la misma».
En esta polémica terció este sábado también la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, cuyo departamento también forma parte del patronato del Niemeyer, y que se ofreció como mediadora entre ambas partes para buscar una salida consensuada para un equipamiento cultural de primera línea y que resulta fundamental para la difusión de la cultura y para el desarrollo económico de Avilés.
El diseño del Centro Niemeyer, inaugurado hace seis meses, fue un regalo del arquitecto brasileño que le da nombre a la Fundación Príncipe de Asturias y pretendía reproducir en Avilés, una ciudad castigada por la reconversión siderúrgica, un cambio urbano y de modelo de desarrollo similar al generado en Bilbao por el Museo Guggenheim.
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