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Barceló para Córdoba 2016

viene promoviendo a lo largo de 2009 diferentes proyectos artísticos: pintura, escultura, nuevas tecnologías y acciones que se distribuyen a lo largo de todos los espacios posibles de la ciudad, desde las calles y plazas, hasta los edificios más emblemáticos y los patios más recónditos. Bajo la denominación de Córdoba en Clave 16: El futuro tiene raíces, las empedradas y laberínticas calles de la histórica ciudad se impregnan de arte contemporáneo en un constante diálogo con la tradición histórica.

4 culturas + 4 elementos

Dentro del ambicioso programa, tiene especial importancia la actividad comisariada por Carlota Álvarez Basso titulada 4 culturas + 4 elementos = 4 intervenciones de arte público en espacios urbanos, en la que los escenarios medievales y renacentistas conviven con las propuestas más vanguardistas, creándose un pretexto delicioso para exhibir la ciudad respetando esa identidad plural que la caracteriza.

Cuatro culturas (romana, árabe, judía y cristiana) al servicio de los cuatro elementos alquímicos descritos por Empédocles y Platón (aire, fuego, agua y tierra), vistos bajo el prisma de cuatro artistas de fama internacional: Darya Von Berner, MUMA, Jeppe Hein y, ahora, Miquel Barceló, quien junto al coreógrafo yugoslavo Josef Nadj ejecuta en el Picadero de las Caballerizas Reales la performance Paso Doble. El espectáculo, producido por el Festival de Avignon, aterriza en su penúltima cita pública en la ciudad de Córdoba antes de viajar a la ciudad de Shanga, en Mali, para una última representación en noviembre de 2009.

Paso Doble

Paso Doble se concibe como una acción teatral de cincuenta minutos de duración en la que el artista Miquel Barceló y el bailarín Josef Nadj intervienen sobre un escenario de arcilla. El proceso creativo nace así de una destrucción y manipulación de las superficies preexistentes que sirven como suelo y fondo de la escena, ésto es, mediante el contacto directo del cuerpo de los creadores con la pieza a tratar.

El público asiste, así, a un proceso extraño, donde el resultado final parece importar poco, pues todo es un juego a favor de la eventualidad y el desarrollo mismo del arte como proceso.

Un grito ancestral

Barceló y Nadj golpean la arcilla, la modelan, la agujerean, la pisan, la machacan, la transforman, haciendo de cada movimiento un grito ancestral, donde el movimiento escénico se confunde con el tacto y el olor que la propia tierra mojada evoca. Constantemente, el espectador se siente perplejo, asistente y observador de algo que desconoce, de algo que le extraña pero que inevitablemente no puede dejar de escudriñar y descifrar en un, eso sí, inequívoco derroche de energía. Derroche que, paradójicamente, nunca roza lo excesivo ni lo gratuito y que, además, se subraya con un magistral colchón sonoro compuesto expresamente por Alain Mahe que refuerza los momentos cumbre de la pieza.

Muchas deudas con ciertos experimentos de los años sesenta y con los “cuerpos-pintura” de Yves Klein pero, sobre todo, reconocidas influencias del teatro de Peter Brook, hacen de Paso Doble un evento único en la historia del arte contemporáneo. Y no sólo por ser la idea de uno de los artistas más relevantes del panorama internacional, sino por desarrollarse justamente en un espacio tan determinado como el corazón de una ciudad que es, en sí misma, un caleidoscopio de pasado y presente.

Más información: Córdoba 2016 [1].