En La escalera de la evasión –la escalera que da título a la muestra es recurrente en las imágenes creadas por Joan Miró– se incluyen primeros trabajos inspirados en su tierra y también se explora su respuesta ante la Guerra Civil y la caída de Francia bajo la bota nazi, entre 1935 y 1941, al tiempo que sobre la euforia que le provocó el declive y defunción de la dictadura de Franco entre 1968 y 1975.
Obra inquieta y radical
Además de documentar la sorprendente amplitud de su producción artística, la muestra explora el contexto de su trabajo con respecto a su compromiso político y a la influencia de su cultura catalana, de la Guerra Civil y de la dictadura franquista. Más en concreto, y centrándose en su compromiso político, examina la naturaleza inquieta y radical de su obra. Obras que reflejan una ferocidad apasionada propia de la incertidumbre política que le rodeó durante gran parte de la época que le tocó vivir.
Su catalanidad y los vínculos con su tierra se plasman en un conjunto de obras que van desde imágenes de la vida rural, como La masía (1921-1922), que perteneció a Ernest Hemingway, amigo de Miró, hasta la magistral secuencia Cabeza de payés catalán (1924-1925).
Las tensiones que estallaron a raíz de la Guerra Civil española provocaron las protestas más explícitas del artista, con obras como Aidez l’Espagne y El segador (Payés catalán en rebelión) (1937), o respuestas más íntimas y perturbadoras, como las que se esconden tras las célebres Constelaciones, serie desarrollada entre 1940 y 1941, en plena Segunda Guerra Mundial.
Exilio interior
Durante el periodo franquista, Miró trabajó en España en una especie de exilio interior, mientras en el extranjero adquiría reputación como representante de la abstracción de la posguerra. La escalera de la evasión muestra también las obras clave de esta época, entre las cuales destaca el tríptico La esperanza del condenado a muerte (1974).
Miró supo captar la atmósfera de rebelión de finales de los años sesenta, ya fuese oscureciendo o incluso quemando sus trabajos, como es el caso de las piezas Mayo 1968 (1968-1973) y la serie de Telas quemadas (1973), o bien mediante la creación de eufóricas explosiones de pintura, como el tríptico de los Fuegos artificiales (1974), para seguir dando testimonio del ambiente político con su expresión radical y pionera.
Este proyecto expositivo, organizado conjuntamente con la Tate Modern y concebido por los comisarios de la Tate Matthew Gale y Marko Daniel en colaboración con Teresa Montaner -conservadora de la Fundación Joan Miró-, viajará, tras su paso por Barcelona, a la National Gallery of Art de Washington.
Barcelona. Joan Miró. La escalera de la evasión. Fundación Joan Miró.
Hasta el 18 de marzo de 2012.
Comisarios: Matthew Gale, Marko Daniel, Kerryn Greenberg y Teresa Montaner.