Entre las obras expuestas en esta muestra, titulada Superficial, cabe destacar la monumental Nereida (195 x 400 x 210 cm.), además de dos complejas siluetas recortadas en mármol azul macaúba.
Tras dos años becada en Roma, la inclinación de Muñoz por la cosmología se define a partir de su beca en México (1992 y 1993). Con motivo de la exposición El universo transparante (MNCARS, 2004), Guillermo Solana escribía: «sus primeras esculturas astronómicas de 1993 llevaban títulos referidos a la orientación hacia el sol, hacia la estrella polar u otros puntos del cielo; no representaban tanto fenómenos astronómicos como su proyección sobre la superficie terrestre. Aunque la obra de Blanca Muñoz ha cambiado mucho en esta última década, la idea de proyección astral sigue vigente todavía. Contemplando las pieza actuales pienso que sus estructuras de metal complejas y delicadas tienen mucho de antenas. Esta podría ser su verdadera naturaleza: captar las señales procedentes del cielo, las sutiles influencias de los astros. Antenas o talismanes, responden al viejo sueño de atraer y canalizar las invisibles fuerzas que desde lo alto rigen nuestro destino o se juegan nuestra suerte a los dados».
Madrid. Blanca Muñoz. Superficial. Marlborough Madrid.
Del 2 de febrero al 10 de marzo de 2012.