Las comparaciones, se sabe, además de odiosas a menudo no sirven mas que para confundir, pero David Vann [1], por estilo y tono, ha sido comparado no sin cierta lógica con Cormac McCarthy e incluso con el Hemingway más ácido.
Nacido en la isla de Adak, en plena Alaska, Vann vive desde hace años en California e imparte clases de Literatura en la Universidad de San Francisco. Tras escribir un par de libros de memorias que han tenido notable eco en Norteamérica, Sukkwan Island es su primera novela.
Giro radical
Esta especie de bomba que ha dejando boquiabiertos a muchos y que no ha parado de recibir premios nos sitúa en una isla salvaje en el sur de Alaska a la que solo es posible acceder en barco o hidroavión. Decorado de bosques frondosos, montañas, fríos y vientos al que llega al inicio del verano Jim, un dentista emocionalmente inestable que quiere dar un giro radical a su vida, y su hijo Roy, apenas un adolescente sorprendido ante su nueva y glacial circunstancia.
El objetivo es pasar un año en una cabaña semidestartalada para estrechar lazos. Conocerse y recomponer una relación que acaso nunca existió. Pero la realidad va complicando la situación que, día a día, se torna claustrofóbica e insostenible.
Hasta ahí podemos contar. El resto tiene que descubrirlo cada cual. Olviden la advertencia un tanto disuasoria del principio de esta crónica, arrópense y atrévanse a encarar las heladas rachas que corren por Sukkwan Island. Pese a las inclemencias, no se arrepentirán del viaje.
Sukkwan Island
David Vann
Traductor: Daniel Gascón
210 páginas