La decisión del presidente Nicolas Sarkozy, quien inicialmente le ofreció el puesto a Jack Lang, ministro de Cultura con Mitterrand, demuestra que el presidente está muy interesado en contar en su gabinete con miembros de "perfil alto" y mejorar su imagen. Aunque Frédéric Mitterrand, de 62 años, apoyó activamente a su tío, nunca se afilió al Partido Socialista y, a pesar de tener tendencias de izquierdas, terminó votando por el centro-derecha, a Jacques Chirac, en 1995.
"La elección de Frédéric Mitterrand, con muy buenos antecedentes artísticos (fue, por ejemplo, el anterior director de la Academia de Cultura Francesa Villa Médicis en Roma), demuestra que el presidente Sarkozy quiere alguien con legitimidad en el puesto", asegura Kamel Mennour, marchante de arte. "Es un hombre con una visión personal del arte y la gente está esperando a ver a sus primeras intervenciones".
Recuperar el protagonismo de la cultura
"Es la primera vez que hemos tenemos un ministro de cultura en la primera página de los periódicos desde Jack Lang", recuerda, a su vez, el marchante de arte Georges-Philippe Vallois. "Es una muy buena noticia, ya que significa que la cultura está de nuevo en la brecha del mundo de los negocios”.
Uno de las principales objetivos de Mitterrand será implementar una ley que buscará restringir la descarga de música y cine a través de internet, uno de los proyectos favoritos de Sarkozy, que fue rechazado por el Senado a comienzos de año y que será votado de nuevo este mes.
Pero este no será su único proyecto, ya que el nuevo ministro tiene ante sí un importante panorama de retos culturales. De momento, ya ha extendido la entrada gratuita a museos y monumentos nacionales a todos los jóvenes residentes en la Unión Europea, independientemente de su nacionalidad.
El Valle de las Artes
Otra tarea importante es la puesta en marcha del proyecto del Gran París, El Valle de las Artes, una idea promovida por el empresario de cine Marin Karmitz, cuyo objetivo es conectar todos los museos en el oeste de París, como el Palacio de Tokio y el Musée d’Art Moderne, con casas de subastas y teatros.
O la construcción del MuCEM, un museo de las civilizaciones de Europa y el Mediterráneo, otra de sus prioridades. Situado en Fort Saint-Jean, cerca de Marsella, el nuevo MuCEM está siendo diseñado por el arquitecto Rudy Ricciotti y será el primer museo nacional fuera de la capital, con la previsión de estar operativo en 2013, coincidiendo con la capitalidad europea de la cultura de Marsella. Su presupuesto es de 175 millones de euros, financiados en un 60% por el Estado y un 40% por grupos locales.
Otros proyectos previstos en su agenda serán, por ejemplo, la creación de ocho nuevos fondos regionales de arte contemporáneo, los llamado FRAC, un proyecto iniciado por Lang en 1982 como parte de su plan de descentralización, o la creación de un nuevo gran espacio de arte en el sótano del Palacio de Tokio, que abrirá sus puertas en 2012: 9.000 metros cuadrados que incluirán espectáculos de artistas establecidos que viven en Francia, exposiciones individuales y proyectos privados o ferias de arte.
Otra preocupación será convertir de nuevo París en una ciudad atractiva para los artistas, tanto franceses como extranjeros, ya que debido a sus precios, muchos creadores en el comienzo de sus carreras acaban por trasladarse a otras capitales más asequibles, como es el caso de Berlín.