José Soto Reyes (Sevilla, 1934) expone en Campos de color una nueva serie de trabajos, entre los que se incluyen creaciones a una escala que no había podido realizar hasta este momento. La muestra reúne además obras que abarcan más de cuatro décadas del trabajo creativo de Soto, artista que conecta con la abstracción estadounidense, especialmente con la llamada color-field painting, tal como la entendió sobre todo Barnett Newman. Con este artista estadounidense comparte inquietudes relativas al color y al espacio pictórico y, sobre todo, un afán: que la pintura se represente a sí misma sin pretender describir, narrar o expresar. Es la propia pintura quien debe hacer que un objeto material, el cuadro, llegue a sustanciarse en obra.
Línea y plano
Soto recurre al lenguaje de la línea y el plano pero evita que el rigor geométrico cercene el ritmo. Crea espacios frontales, sin jerarquía, en los que la exactitud convive con el dinamismo y a ello coopera eficazmente el color. Subraya su interactividad de modo que dos campos vecinos se refuercen en suave contraste, y las finas líneas, que aparentemente dividen esos ámbitos, contribuyen más bien a unificar y dar ritmo a la superficie pictórica.
En un sostenido diálogo con la pintura, el artista busca matices inusuales: colores que desafían al nombre y que alternativamente hacen avanzar la superficie del cuadro o la remansan en profundidad. Aplica el color, además, con una técnica propia, con gestos que recuerdan a un sellado, dejando una huella que habla tanto a la vista como al tacto. El trabajo de José Soto tenía pendiente el reto de la escala, el formato capaz de envolver al espectador en dos o tres dimensiones, y a ello responde la obra reciente que se muestra en esta exposición.
Sevilla. Campos de color. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC).
Hasta el 9 de septiembre de 2012.