El Museo de Zaragoza ha reabierto hoy, coincidiendo con el Día Internacional de los Museos, su exposición permanente. La exposición Caesaraugusta: la casa de los hispanorromanos junto a la de Francisco de Goya y Lucientes serán los ejes principales de sus colecciones. La reapertura se produce después de varios años de trabajos dedicados a la reorganización de sus espacios.
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En las salas dedicadas a la Antigüedad se recoge la vida en Caesaraugusta a través de un total de 109 obras, entre las que se encuentran seis retratos, siete esculturas, 26 mosaicos romanos y 70 objetos de la vida cotidiana. Más en concreto, se estructura en cinco capítulos: Vivir en Caesaraugusta, Vivir extramuros, Rostros de Roma (retratos), Rostros de Roma (divinidades) e Interiores. Como principal novedad destaca la ampliación de la exposición con ocho mosaicos, entre ellos El Triunfo de Baco (s. II d.C.), prestado por el Museo Arqueológico Nacional.
Goya
En las salas de Bellas Artes se exponen de forma monográfica las obras de Francisco de Goya, a las que se le unen las nuevas adquisiciones: dos magníficos retratos del artista -Luis María de Borbón y Vallábriga y el de Juan Martín de Goicoechea-, el boceto de Escena de escuela y una colección de las llamadas estampas sueltas. En total, son 111 obras, entre las que destacan 30 nuevas estampas de Goya y de obras sueltas de autores coetáneos al pintor, además de dos pinturas de Giaquinto, tres de Luzán y dos de Bayeu.
En esta muestra el público podrá comprender mejor la vida del artista, para lo que se presenta en bloques: los antecedentes e inicios; la formación de Goya en la academia; Italia; Goya en Zaragoza; estampas sobre obras de Velázquez; las estampas no seriadas y obras de otros autores; pintor de retratos, obras en estudio y estampas seriadas.
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Una obra maestra: el retrato del duque de San Carlos El Museo de Zaragoza cuenta con uno de los mejores retratos masculinos realizados por el pintor: el de José Miguel de Carvajal, quien fuera ministro del rey Fernando VII, al que siempre fue leal, y al que acompañó en el destierro. En una composición madura tanto desde el punto de vista técnico como de captación de los rasgos psicológicos del personaje, Goya realiza la postura del retratado acercándose al "retrato real", sin embargo, hace una alusión a su mala carrera política reflejada en su rostro. |
