La muestra expone un total de 129 óleos, dibujos y grabados llegados de más de 60 colecciones públicas y privadas. Un amplio muestrario del universo pictórico de Josep Mompou que abarca desde 1907, año de su primera exposición colectiva, hasta 1957, cuando pintó Venús Negra. Venús Blanca, última obra que recoge la muestra.
Gran desconocido
Mompou forma parte de aquella generación de artistas que, pese a representar una etapa importante y significativa de la pintura catalana de los años veinte y treinta, son todavía unos grandes desconocidos para buena parte del público. Miembro de la llamada "generación del 17", encarna la evolución de la pintura novecentista hacia un figurativismo depurado, heredero del fauvismo, como el que se impuso en toda Europa a finales del primer tercio del siglo XX.
Esta completa retrospectiva, según el comisario de la exposición, Francesc Fontbona, permite "analizar y entender mejor casi un siglo de pintura catalana. También es una oportunidad para descubrir la faceta desconocida de Mompou como fotógrafo, interesante desde un punto de vista artístico, documental y familiar".
Una de las piezas centrales de la exposición es Dancing, acaso el cuadro más conocido del pintor catalán y viajadísimo óleo que, después de exhibirse en el año 1931 en Estados Unidos, forma parte actualmente de la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.
Sólida carrera
Mompou desarrolló una sólida carrera que tuvo un amplio éxito de crítica y la aceptación de los mayores coleccionistas del país, entre ellos Lluís Plandiura y Josep Sala, así como el reconocimiento también internacional, en Francia y Estados Unidos, en la década de los treinta. El influyente crítico de la época Waldemar George, en la presentación de su segunda exposición individual en París en el año 1931, lo definió como "un pintor catalán de formación francesa o, más exactamente, un pintor europeo. Un pintor que expresa sus sensaciones visuales en una lengua despojada de adornos inútiles".
Esta brillante carrera artística se truncó en 1934, cuando una tuberculosis pulmonar le obligó a interrumpir su actividad artística. El retorno a la normalidad, que no se produjo hasta muy entrados los años cuarenta, coincidió históricamente con un radical cambio de hegemonía artística en el mundo, que dejó a Mompou en una posición desvinculada de las nuevas corrientes imperantes, aunque mantuvo intacto el respeto de las futuras generaciones de pintores.
Barcelona. Josep Mompou. Sala de Exposiciones de La Pedrera [1]. Passeig de Gràcia, 92. Barcelona.
Del 10 de febrero al 14 de junio de 2009.
Comisario: Francesc Fontbona.