La muestra, titulada Santiago Calatrava: World Trade Center Transportation Hub, da a conocer cómo los primeros planteamientos del arquitecto para el nuevo edificio han sufrido algunas modificaciones a través de la exhibición de sus primeros bocetos dibujados en junio de 2003, antes de realizarse el concurso de adjudicación de la obra, así como maquetas e imágenes de otras obras suyas en Estados Unidos. La pieza principal de la exposición es una enorme maqueta que permite verse desde dentro y que hubo que montar por piezas.
Críticas en NYT
La obra de Calatrava incluye un ingenio mecánico móvil, una sección del techo que se podrá abrir en los días de calor para refrigerar la estación. Sin embargo, el proyecto ha suscitado la críticas de parte de la exigente prensa neoyorkina.
Las páginas de The New York Times describen esta estructura como "costillas de un gigantesco pájaro prehistórico con dos enormes alas" y un "juego de manos estructural que cuando se abra y se cierre simulará que el edificio desafía a las leyes de la gravedad".
Hasta ahí lo descriptivo, pero Nicolai Ouroussoff, que emplea para su artículo el título Post 9/11 Realities Warp a Soaring Desing [1] (un juego de palabras que se podría traducir como Tras el 11-S la realidad tumba un diseño de altos vuelos), ataca después lo esencial del diseño de Calatrava y de las políticas que lo inspiraron. "El diseño sigue sin vencer el fatal error que el proyecto tenía en su inicio: la asombrosa incongruencia entre lo exagerado de su arquitectura y limitado propósito al que sirve. El resultado es un monumento al ego creativo que celebra la destreza de ingeniero de Calatrava, pero poco más".
El artículo va más allá y concluye que este diseño encarna bien el gran problema de todo esto: "El clima tóxico de estos primeros años tras el 11-S". Se refiere el autor a la circunstancia de que "mientras la ciudad lloró, los políticos se dieron prisa en reconstruir lo más rápido posible, como si esto fuera a acelerar el proceso de curación. Las consideraciones prácticas se dejaron al margen. El patriotismo triunfó sobre las voces moderadas". Y concluye: "Bajo estas condiciones no sorprenderá a nadie que lo que una vez se prometió como la arquitectura más triunfante de la Zona Cero esté tan hueca como su interior".
Dificultad técnica
Pese a estas críticas, Santiago Calatrava ha afirmado que "este es un proyecto fundamental para nosotros y, técnicamente, es uno de los mayores retos a los que me he enfrentado. Además, la gran actividad de la zona donde se trabaja, que simultáneamente acoge la construcción de muchos otros proyectos, desde rascacielos hasta un monumento a las víctimas de los atentados, se une a que las obras de su estación no pueden evitar el paso de los trenes que circulan actualmente, debido a su emplazamiento en el centro de Nueva York".
El arquitecto valenciano confiesa que el proyecto ya está maduro después de realizar las variaciones de algunos aspectos de los diseños originales para ajustarse a todas estas circunstancias, aunque no lo más relevante ni el concepto del proyecto.
La estación, cuya característica fundamental será la luz natural, será muy intuitiva, despejada y fácil de entender. Calatrava a asegurado que "este intercambiador estará dedicado a muchísima gente que trabaja duro y que cuando llegue aquí una o dos veces al día podrá tomarse un respiro, disfrutar de la estación y saber que está aquí para su disfrute".