La estación, una de las más grandes de Europa, ha sido concebida para convertir Lieja en uno de los principales nudos de la red continental de ferrocarriles de alta velocidad, con líneas que permiten llegar en sólo 20 minutos a ciudades como Bruselas, Aquisgrán o Colonia (Alemania); y en unas horas a Fráncfort, París o Londres.
"Mi objetivo era crear una estación del siglo XXI que no sólo uniera Lieja con el resto de Europa, sino que sirviera como símbolo de la renovación de la ciudad", explica el arquitecto en un comunicado.
La transparencia es la principal característica estética de esta construcción, conformada por una estructura arqueada de vidrio y acero que se eleva hasta 145 metros por encima de las cinco plataformas y las nueve vías. Otra de sus peculiaridades es que no dispone de fachada como referencia de entrada, sino que su estructura, semejante a un puente colgante, se abre por uno de sus lados hacia el centro de la ciudad y por el otro hacia una colina.
La obra ha costado 280 millones de euros, el doble de su presupuesto inicial.