Recientemente, Altamira ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad, extendiéndose este reconocimiento a otras cavidades cántabras, y según ADIC, esta nueva situación "exige una unidad de gestión que debe contemplar inexcusablemente la entrada de Cantabria en la dirección del Museo". Además, esta asociación lamentó en un comunicado la sucesión en tres años de tres ministros al frente de la cartera de Cultura ya que "ha perjudicado sobremanera la organización de encuentros entre los responsables cántabros y los estatales para avanzar en la cogestión".
Por ejemplo, aún no se ha convocado la reunión del Patronato Altamira anunciada el pasado verano y "muy probablemente, la sucesión ministerial provoque más retrasos que Cantabria, Altamira, los visitantes, investigadores y trabajadores no pueden tolerar por más tiempo".
No hay excusas
ADIC [1] asegura, también, que "el problema de Altamira no se puede eternizar y, una vez resuelta la situación laboral del personal, no hay excusas para el traspaso competencial y así superar las grandes deficiencias de gestión, los problemas de promoción y la labor investigadora".
Asimismo, apuesta por llevar a cabo "un entramado administrativo lo suficientemente flexible, en el que Cantabria tenga poder de decisión en las políticas de gestión y promoción, no sólo para gestionar un patrimonio que aparte de ser mundial lo es también de la región, sino para superar los errores que desde un principio se cometieron a la hora de delimitar el ámbito competencial del Museo y que han supuesto un lastre que ha limitado las políticas administrativas, investigadoras, culturales y de promoción turística".