La publicación, compuesta por tres tomos, es una combinación de placer para la vista y rigor para el estudio. Los dos primeros, cada uno con más de 300 páginas, recogen una selección de unas 500 obras, magníficamente reproducidas y acompañadas por una ficha técnica básica. Además, incluyen diversos textos sobre la figura y la obra de Laxeiro y unas 25 piezas comentadas por especialistas de primera fila.
Placer para la vista
El tercer tomo incluye la reproducción reducida de todo el corpus que forma la obra de Laxerio, 3.581 referencias, y un DVD en el que se clasifica cada una de las obras, con una completa ficha técnica que incluye imagen, título, fecha, técnica, medidas, inscripciones y bibliografía y diferentes posibilidades de búsqueda.
Este proyecto es la culminación de un trabajo que la Fundación Laxeiro [1] viene realizando desde su constitución en 1999 hasta la actualidad y pretende ser la herramienta fundamental para la profundización en el trabajo del artista y su reubicación en el panorama artístico universal del siglo XX.
El catálogo ha sido editado por Nova Galicia [2].
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Un renovador
Laxeiro supo encontrar la definición más precisa en la síntesis de las raíces y de los modelos que regían la conflictividad de un mundo de vanguardias constantes durante la primera mitad del siglo XX. Una síntesis que abarcaría todos los registros y todos los mitos, la densa antropología espiritual y material de Galicia que, a pesar de tener milenarias huellas escultóricas, no concretó su idiosincrasia pictórica hasta comenzado el siglo XX, de la mano de la «vanguardia histórica». Laxeiro resumió, desde los años treinta, la huella espiritual de la pintura atlántica con una capacidad de fábula tan prodigiosa y proteica que sólo podría tener antecedentes en otros gallegos como Valle Inclán o Cunqueiro; y con una espontaneidad para tocar nuevos lenguajes comparable a su admiración por el más genial de los artistas del siglo XX: Picasso. Su capacidad de síntesis lo lleva a asimilar la tradición románica y barroca gallegas con el neoclasicismo picassiano, el expresionismo europeo y el Goya de las pinturas negras. Su constante horror vaqui, la exuberante generosidad de su trazo, su prodigiosa capacidad para el dibujo, la estética granítica, que será una de sus imágenes de marca y su constante inquietud por experimentar lenguajes jóvenes lo llevarán, a lo largo de su vida, paralela a la del siglo, a una sorprendente coincidencia con movimientos estéticos a los que algunas veces se adelantó sin saberlo. |
Sería imposible comprender la identidad del arte gallego del siglo XX sin tener presente la contribución de la llamada «vanguardia histórica gallega». Uno de sus más destacados representantes fue Laxeiro. Estos artistas fueron los protagonistas de una renovación plástica que superaba el regionalismo imperante, y situaba la identidad estética gallega en consonancia con las tendencias europeas.