Desde hoyesarte.com hemos estado muy atentos a lo estrenado y, conscientes de lo que cuesta levantar un proyecto y el respeto que merecen todas y cada una de las personas que desde sus distintos cometidos intervienen en hacerlo posible, hemos seguido la dinámica de escribir en positivo. Nuestras críticas destacan, semana tras semana, las mejores propuestas y entre las muchas de las que hemos hablado a lo largo de 2024 rescatamos quince que, al margen de su mayor o menor eco en las taquillas, por fondo y forma no pueden ni deben caer en el olvido.
Perfect days
La vida es un regalo. Cuatro décadas después de Tokio-Ga, Wim Wenders vuelve a rodar en la capital de Japón para plasmar un delicado elogio a la grandeza de lo sencillo. A la belleza que se oculta en lo trivial. Sutil y humilde en su planteamiento, Perfect Days invita a valorar la existencia como un milagro. Plano a plano, la película va cobrando la dimensión de los relatos destinados a pervivir.
La cámara recoge la repetitiva rutina diaria de Hirayama, un individuo entrañable y solitario que, ya cerca de los cincuenta, parece satisfecho con su sencilla vida de limpiador de lavabos públicos en Tokio, una labor que realiza con honesta y meticulosa dedicación.
Hirayama, al que da vida el actor Kòji Yakusho en una soberbia actuación con la que ganó el premio a la mejor interpretación masculina en el último Cannes, hace de cada uno de sus en principio similares días un motivo para sentirse bien. Ya sea por su mañanero café, por el tiempo que dedica al cuidado de sus bonsáis, por su pasión por la lectura con la que cierra cada una de sus jornadas o por la música, que ocupa protagonismo a lo largo de la película a través de una cuidada selección de los años setenta de temas de Van Morrison, The Animals, Otis Redding, The Kinks, Patti Smith o el Perfect Day de Lou Reed, que da título al filme.
La memoria infinita
Sin memoria perdemos una sustancial parte de lo que somos. Ese mensaje planea de continuo sobre La memoria infinita, el conmovedor documental que se instala en los años finales del periodista atrapado por la enfermedad de Alzheimer Augusto Góngora y su pareja, la exministra de cultura chilena Paulina Urrutia. El resultado deja al espectador absorto en su butaca ante este ejercicio de sensibilidad, dignidad y ternura.
La relación amorosa de los dos protagonistas tiene un largo recorrido que se inició dos décadas atrás. Él, Augusto, es un muy popular periodista que ha significado su carrera profesional por su lucha contra la situación impuesta por el golpista general Pinochet. Desde su posición ha enarbolado la memoria histórica, colectiva, como forma de cerrar las heridas de una dictadura de hierro. Ella, Paulina, es una no menos conocida persona que en su momento trabajó como actriz para, posteriormente y ya en democracia, ser ministra de Cultura en el primer Gobierno de Michelle Bachelet.
La memoria infinita se centra en los últimos cinco años de su vida en común, cuando el cerebro de Augusto comienza a debilitarse y, tras ser diagnosticado, ambos tendrán que aprender a convivir con el progresivo olvido consecuente a su enfermedad. Desde una profunda y asombrosa complicidad aprenderán a reinventar la forma de relacionarse haciendo evidente que el amor que se tienen y su sentido del humor son inquebrantables. Así fue hasta el fallecimiento de él en mayo de 2023.
Luminoso e inolvidable. Un documental para la historia.
La zona de interés
Entre el infierno y el paraíso sólo media un muro que adornan floridas enredaderas. Las mismas que separan la vida de la muerte. La zona de interés, inquietante, excelente propuesta del realizador y guionista Jonathan Glazer sobre el relato homónimo de Martin Amis, retrata la plácida vida de la familia del comandante Rudolf Höss, máximo responsable del campo de concentración nazi de Auschwitz. Él y su familia habitaban en una magnífica vivienda que sólo separaba un muro del horror, crematorios incluidos, del lugar de exterminio.
Lo que el espectador escucha y ve entronca con el conocido concepto de la banalidad del mal, propuesto por la pensadora Hanna Arent. Sobre las apacibles imágenes de la familia Höss cuidando su idílico jardín, chapoteando en la piscina, compartiendo una velada con amigos o tomando, entre risas, una copa, se escucha el escalofriante relato sonoro de los que a solo unos metros, tras una pared que establece dos mundos antagónicos, están siendo aniquilados.
Esa disyuntiva del ser humano de pasar por encima e ignorar el dolor y el sufrimiento ajenos aún en las circunstancias más horripilantes lleva a que, tras visitar La zona de interés, el espectador se pregunte dónde están los límites y, realmente, ¿a qué llamamos crueldad?
Here
Amor, pérdida, risas, lágrimas, el tiempo que pasa inexorable… vida, mucha vida contiene Here (Aquí), la original película de Robert Zemeckis que treinta años después del estreno de Forrest Gump reúne de nuevo a su director con el guionista Eric Roth, el compositor Alan Silvestri y a dos de sus protagonistas: Tom Hanks y Robin Wright. Emotiva. Entrañablemente bonita.
Here es la adaptación de la novela gráfica homónima de Richard McGuire, portadista habitual de The New Yorker, que publicó en la revista Raw las seis páginas y las viñetas originales de la historia en 1989, siendo de inmediato reconocida como una obra transformadora que ampliaba las posibilidades del cómic. Una perspectiva cuya influencia sigue vigente tras casi cuatro décadas.
Todo sucede en una habitación, pero entre esas cuatro paredes transcurre la existencia de numerosas generaciones de personas que hicieron de ese lugar el espacio en que se desarrolló su existencia. Así, asistimos a un emocionante viaje por el tiempo, en el que, en cada época, se superponen los avatares de quienes fueron allí naciendo, creciendo y muriendo.
Cerrar los ojos
Cineasta en posesión de una personalísima y original mirada, el regreso de Víctor Erice (Valle de Carranza, Vizcaya, 1940) al largometraje de ficción con Cerrar los ojos, tras más de tres décadas desde su anterior propuesta, ha constituido uno de los acontecimientos de la temporada cinematográfica. Así lo ha entendido la International Cinephile Society (ICS) al otorgar a Cerrar los ojos el premio a mejor película y a su realizador el de mejor director al valorar los más destacados títulos del año en el mundo.
La película narra la historia de una desaparición, pivotando sobre las ideas de identidad y memoria. Habla también de una búsqueda, tejiendo un viaje a través del tiempo en busca de redención. Sus personajes protagonizan una oda a la amistad que perdura en el recuerdo.
Un célebre actor español, Julio Arenas (Jose Coronado), desaparece durante el rodaje de una película. Aunque nunca se llega a encontrar su cadáver, la policía cierra el caso al concluir que ha sufrido un accidente, cayendo al mar desde un acantilado.
Muchos años después, aquel misterio vuelve a la actualidad a raíz de un programa de televisión que pretende evocar la figura del actor, ofreciendo como primicia imágenes de las últimas escenas en que participó, rodadas por el que fue su íntimo amigo, el director Miguel Garay (Manolo Solo).
Hispanoamérica. Canto de vida y esperanza
Nos han contado mal la historia y nos la hemos creído. Lo afirma José Luis López-Linares, director y productor de Hispanoamérica. Canto de vida y esperanza, una película documental que desde la idea de que «la verdad une», ofrece una visión renovada, veraz y visualmente poderosa sobre cómo nació y se desarrolló realmente la América Hispana.
Rodada a lo largo de dos años en Ecuador, Perú, Bolivia, México, España y Estados Unidos, Hispanoamérica derriba mitos e ideas estereotipadas para mostrar la historia compartida durante más de trescientos años a través del esplendor visual del patrimonio arquitectónico, pictórico, escultórico y musical de la época.
Como se concluye a lo largo del documental: “El relato de santos indígenas y demonios españoles nos despoja de la verdad sobre tres siglos de la incomparable América Hispana, nuestra casa común. Es preciso recuperar y restituir la historia tantas veces manipulada y olvidada”.
Polvo serán
En torno a la muerte asistida. La eutanasia como razón, vehículo y fondo de Polvo serán, el largometraje de Carlos Marqués-Marcet, un sensible y digno drama con eco de musical que, inevitablemente por el calado de lo que aborda, suscita en el espectador más preguntas que respuestas. Premiada en el Festival de Toronto y con la Espiga de Plata en la SEMINCI de Valladolid, Ángela Molina y Alfredo Castro, sus protagonistas, recibieron una mención especial por sus conmovedoras interpretaciones.
Tras ser diagnosticada de una enfermedad terminal, Claudia se dispone a emprender su último viaje a Suiza. Ha decidido cómo y dónde despedirse de la vida. Flavio, el hombre que no se ha apartado de su lado desde hace más de cuarenta años y que no está dispuesto a dejarla sola, le comunica a ella y a sus hijos su propósito de acompañarla en este camino sin retorno.
Profundamente humana, audaz y reflexiva, conmovedora como no podía ser de otra manera, Polvo serán traslada al espectador a la imagen final del escritor Stefan Zweig y su esposa, que el 22 de febrero de 1942 decidieron irse juntos sobre una cama en la ciudad brasileña de Petrópolis.
Las cuatro hijas
Sobre los dramáticos hechos que narra, tiene Las cuatro hijas, la apuesta de la guionista y directora tunecina Kaouther Ben Hannia, el carácter del cine incisivo y revelador que aboca a la reflexión. No es fácil permanecer impasible ante este viaje que se asoma al fanatismo y a la sinrazón al tiempo que abre puertas a la esperanza.
La vida de Olfa Hamroumi, una mujer tunecina de mediana edad y madre de cuatro hijas, se desarrollaba entre las luces y sombras de tantas otras existencias hasta que en 2016 y de forma totalmente inesperada todo dio un drástico giro cuando sus dos hijas mayores desaparecieron.
Tras la sorpresa inicial y la angustia consecuente, Olfa supo que esa ausencia estaba relacionada con la decisión de las dos jóvenes, todavía unas adolescentes, de viajar a Libia para unirse al grupo islamista ISIS.
Kaouther Ben Hania se adentra en esta tragedia íntima y familiar sin estridencias ni juicios de valor a través de un híbrido entre la ficción y el documental. La historia de Olfa y sus hijas queda retratada en pantalla por las protagonistas reales de los hechos, -la propia Olfa y las dos hijas que permanecen con ella que aportan una conmovedora veracidad al relato-, y por actrices profesionales.
Civil War
La historia de la humanidad deja claro que las peores guerras son las civiles –sería más consecuente denominarlas inciviles–, aquellas que enfrentan a muerte a seres de un mismo país. Civil war, del siempre incisivo realizador y guionista Alex Garland, se sumerge en un EE.UU. profundamente dividido para, entre simbólicas parábolas, impactantes imágenes y, a su modo, expresas advertencias de lo que puede llegar a suceder, mostrar la debacle que conlleva una contienda entre hermanos.
En un futuro muy cercano, Estados Unidos se encuentra sumido en una cruenta guerra civil. En ese caos en el que nadie parece dispuesto a entrar en razón, un pequeño grupo de periodistas y fotógrafos emprende un trepidante, casi suicida, viaje por carretera en dirección a Washington D.C. Su misión: llegar antes de que las fuerzas rebeldes asalten la Casa Blanca y arrebaten el control al presidente del país.
Lo que pudiera ser un filme bélico más, con sus correspondientes secuencias de sangre y destrucción, se convierte a través de la cámara de Garland, artífice de películas convertidas en obras de culto como Ex Machina o Aniquilación, en un visionario toque de atención. Civil war trasciente el enfoque convencional y, no exenta de lirismo, dejar en la pantalla trazos para inquietantes y necesarias conjeturas.
La habitación de al lado
Con La habitación de al lado, León de Oro en la Bienal de Venecia, primera vez que recae en un filme español, Pedro Almodóvar regresa a lo grande. Tilda Swinton y Julianne Moore, en un cara a cara de los que dejan huella, protagonizan una historia aparentemente, sólo aparentemente, sencilla que habla, entre silencios y conversaciones, miradas y reencuentros, vida y muerte, del valor de la amistad; del peso de la solidaridad y de la fuerza del compromiso.
El relato al que dan vida presenta a Martha (Swinton), una madre al que su trabajo como corresponsal de guerra, siempre alejada de su hogar y familia, no ha permitido ejercer como verdadera madre y una hija que no ha sabido aparcar su rencor. Además, la separación entre ambas se hace insuperable como consecuencia de un profundo malentendido que ha gravitado, desde mucho tiempo atrás, sobre sus vidas.
En esa circunstancia, otra mujer, Ingrid (Moore), una novelista que fuera amiga de la madre y a la que hace tiempo perdió la pista, por una de esas casualidades que la vida esconde, se entera de la situación terminal de Martha y acude a su lado. Además de hacerse depositaria del dolor y la amargura entre madre e hija, afrontará con riesgo y dignidad el compromiso al que se verá impelida.
Rodada entre Madrid, El Escorial y Nueva York, la película habla de la crueldad sin límites de las guerras, de los modos tan distintos en que las dos escritoras se acercan y reflejan la realidad, de la incertidumbre del final de la vida y, sobre todo, de la amistad como aliada para afrontar las situaciones extremas y, de algún modo, dulcificar el horror.
La cocina
La deshumanización del trabajo, las dificultades de los inmigrantes, especialmente rocosas cuando no tienen papeles, y los amores imposibles son ejes de La cocina, la interesantísima propuesta del director y guionista mexicano Alonso Ruizpalacios. Rodada en un luminoso blanco y negro al que sólo en unos cuantos fotogramas se añade color, el guion está basado en la obra teatral The Kitchen, del dramaturgo Arnold Wesker.
La acción transcurre casi íntegramente en el interior de la enorme cocina de The Grill, un restaurante neoyorquino ubicado en pleno Manhattan. En ese espacio, en el que se trabaja a un ritmo frenético para atender a cientos de comensales, trabajan una serie de personas procedentes de distintos países y culturas cuyo denominador común es que no cuentan con los documentos para permanecer en el país.
Esa ilegalidad los hace especialmente vulnerables. Defienden a la desesperada su puesto de trabajo en la esperanza de que su situación se resuelva. Como consecuencia, son carne de cañón para convertirse en víctimas de quienes los contratan.
Pero aún en esa compleja situación, la historia narra la poética (e inviable) relación de Pedro, un buen cocinero mexicano a quien acusan, sin pruebas, de haber robado un fajo de billetes de la caja registradora, y Julia, una camarera estadounidense que necesita dinero para un aborto.
Como ha señalado el propio Ruizpalacios, su película -en las antípodas de filmes como El festín de Babette o Delicioso que subliman los fogones- se basa en las historias y experiencias de los inmigrantes de todo el mundo que llegan a Nueva York en busca de una vida mejor y nuevas oportunidades y, al tiempo, busca denunciar el sistema de casta que todavía existe en muchas cocinas modernas.
Emilia Pérez
Transgresora y, como tal, arriesgada, Emilia Pérez, la película de Jacques Audiard, fue una de las grandes triunfadoras de la última edición del Festival de Cannes, donde se alzó con el premio del jurado además del correspondiente a la mejor interpretación femenina para las cuatro protagonistas, entre ellas la española Karla Sofía Gascón (Madrid, 1972), primera mujer trans en lograr este reconocimiento. Sobre los deshumanizados cárteles de la droga, Audiard levanta una especie de melodrama musical destinado a permanecer en la memoria del espectador.
Con Emilia Pérez, el inclasificable cineasta francés dibuja una historia, al tiempo luminosa y oscura, por la que corren deseos, pasiones y decisiones sin freno. Una película que también propone una reflexión sobre el alcance y los límites de la redención en la que, en definitiva, nada o casi nada es lo que parece aunque relate una realidad más que contundente.
Anselm
En Anselm, la cámara de Wim Wenders sigue al artista Amselm Kiefer (Donaueschingen, 1945) para dejarnos ante el quehacer de uno de los grandes creadores alemanes del último siglo. Pintura, escultura, fotografía, xilografía, libros ilustrados, instalaciones y arquitectura componen un retrato de sobrecogedora belleza.
Contrapeando géneros, algo que el realizador ha cultivado a lo largo de su reconocida carrera, Wenders vuelve al documental, tras las galardonadas Buena Vista Social Club, Pina y La sal de la tierra, sumergiéndose y sumergiéndonos en el versátil mundo y la icónica obra del artista, revelando su trayectoria vital, su inspiración, su proceso creativo y su fascinación por el mito y la historia. El pasado y el presente se entrelazan para desdibujar los límites entre el cine y el arte plástico a través de un despliegue visual deslumbrante.
Parthenope
En cada nueva propuesta, Paolo Sorrentino evidencia su personalísimo discurso. Su cine es, inconfundiblemente, suyo. Parthenope, drama fantástico sobre el mito que da origen a Nápoles, ciudad en la que el director y guionista nació y vivió casi cuarenta años, despliega belleza y sensibilidad en cada fotograma. En ese logro juega papel esencial la debutante Celeste Dalla Porta, mujer de un turbador atractivo que, además de dar título al filme, deja en pantalla una melancólica celebración del viaje de la vida.
Estamos ante un relato que rebosa pasión y sumerge en los grandes amores y decisiones que todo lo cambian para siempre. La vida de esta mujer sin prejuicios y adelantada a su tiempo es un recorrido hermoso y fascinante, en un entorno tan puritano como opresor, mientras va aprendiendo el oficio de vivir.
Better Man
Un tanto distante de los parámetros en los que convencionalmente circula el cine biográfico (los biopics al uso), Better Man contiene un poderoso atractivo visual y, al abordar la historia de Robbie Williams, una cautivadora banda sonora. El realizador australiano Michael Gracey rompe moldes al suplir la cara del cantante por la de un mono creado digitalmente. Y el reto, como reconoce el propio Williams, funciona.
Better Man se atiene a la historia real del ascenso meteórico, caída dramática e increíble resurgir de la superestrella británica del pop. Una de esas personalidades en las que confluyen distintas facetas: músico creativo, cantante con presencia, gancho, voz y, por supuesto, un incuestionable showman.
Y además…
Claro que ha habido mucho más cine de valor. Además, ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito por lo que entre las estrenadas en el año que se fue tampoco merecen el olvido largometrajes como :
La tierra prometida. Dream scenario. La patria perdida. Anora. Toda una vida. El ministro de propaganda. Cónclave. Queer. Robot salvaje. Las hijas del califato. Yo capitán. Pobres criaturas. Rosalie. El consentimiento. Hasta el fin del mundo. Mariposas negras. Memory. Los destellos. Secretos de un escándalo. La sustancia. La inflitrada. El beso de Klint. La virgen negra o Jurado nº2.