Hasta hace relativamente poco tiempo, existía una confusión entre los estudiosos de este artista acerca de su verdadera capacidad como pintor y su legado en este campo, hasta el punto de que algunos historiadores del arte argumentaban que Verrocchio no era capaz de pintar en absoluto, manteniendo serias disputas entre ellos sobre la autoría de los pocos cuadros a él atribuidos .

Esto hizo que durante los últimos 500 años quedara en el aire la vieja pregunta de cómo, en ese caso, Verrocchio fue capaz de enseñar pintura y desarrollar tantas y tan brillantes habilidades y aptitudes en esa maravillosa cosecha de aprendices bajo su mando, que incluye al joven Leonardo, Lorenzo di Credi, Pietro Perugino y, probablemente, Sandro Botticelli.

Una vieja disputa por la autoría

La Virgen y el Niño con dos Angeles ha estado en la colección permanente de la National Gallery desde 1857, cuando fue comprada supuestamente como una pintura realizada por Domenico Ghirlandaio, aunque posteriormente fue atribuida de un modo vago al taller de Andrea del Verrocchio.

El reciente proceso de limpieza y restauración al que ha sido sometido el cuadro, que duró alrededor de 18 meses, incluyendo un esmerado trabajo con escalpelo para eliminar una antigua capa de aceites restauradores, ha dejado al descubierto una obra mucho más sofisticada de lo que se había pensado.

Con el acuerdo mayoritario de expertos de todo el mundo, la National Gallery ha modificado su anterior asignación, atribuyendo definitivamente la pintura al propio Verrocchio con la asistencia de su alumno Di Credi, que los especialistas consideran que pudo haber pintado al Cristo recién nacido y al menor de los ángeles. Se cree la pintura data de alrededor de 1475.

Dictamen pericial externo

En relación a esta nueva autoría de la pintura, Nicholas Penny, director de la National Gallery, ha declarado recientemente: «Nosotros no habríamos podido avanzar en esta atribución si no hubiera sido por el consenso generalizado entre todos los expertos de fuera de la Galería que lo han visto así. Desde luego, ha sido posible gracias a la información presentada por el Departamento Científico de la Gallery y la calidad de nuestros trabajos de restauración, pero la decisión, en última instancia, se basa en un dictamen pericial externo».

Desde un punto de vista histórico, estético y artístico, el nuevo Verrocchio no tendría precio, pero si llegara a salir a subasta hoy en día es muy posible que superara, o al menos igualara, los 5,1 millones de euros que alcanzó en 2002 el cuadro de Rubens La matanza de los inocentes.

De momento, es la escasa oferta de obras maestras en el mercado el único freno que se opone a la pequeña camarilla de multimillonarios coleccionistas que compiten por los pocos “trofeos mundiales” de obras de arte de primera clase, como la reciente venta de la estatua de Giacometti o el dibujo de Rafael que fue vendido por más de 33 millones de euros en diciembre pasado. Un Verrocchio de esta calidad entraría inmediatamente en esa categoría de obras de arte especiales, sin freno económico en el mercado.