La forma en la que habitualmente participamos e interactuamos con el mundo que nos rodea, tanto con valores, ideas, sensaciones e información, como con tiempo, espacio y lugar, está basada en el diálogo. Este diálogo es el principio del arte, y sin él, incluso se podría decir que no existiría.
Diálogo vivo
Para la mayoría de los artistas y su público, el desafío principal es mantener este diálogo vivo, como si fuera una fuerza productiva y productora. Al entrar en esta muestra, el espectador se encontrará con dos "salas de proceso", una por cada artista. El contenido de esas salas proporciona una perspectiva más cercana y diferente a las obras de los artistas que el resto de la exposición.
Por tanto, las salas de proceso establecen el tono de la exposición, están diseñadas para proporcionar información adicional y asociaciones al público, y además, también ofrecen información contextual o de fondo, previa a la visita a las instalaciones. El objetivo es estimular y fomentar la interacción con las obras expuestas, activar la curiosidad y la participación, ampliar las nociones de interpretación y facilitar un compromiso más profundo y abierto con las obras.
Estas dos salas también muestran que ese proceso une en diálogo a los dos artistas, planteando una serie de preguntas: ¿Cuáles son algunas de esas fuentes de inspiración? ¿Cómo se establece el diálogo entre el artista y el tema que éste explora? ¿Cómo alimenta su imaginación? ¿Cuáles son las referencias que utiliza? Sirven al mismo tiempo como guía, ofrecen matices adicionales sobre los procesos y los diálogos realizados por los dos artistas.
Objetos cotidianos
Tanto Dean como Canogar se interesan por la lectura e interpretación de los objetos cotidianos y su carácter auto-reflexivo. Estos son los medios a través de los cuales los dos artistas contemplan y narran el presente. La materialidad definida de los objetos utilizados en las instalaciones contrasta con los aspectos inmateriales de las obras. Esta transformación metafórica en la que un objeto lleva a cabo una tarea inesperada, ayuda a dejar a un lado las creencias del espectador en un acto de transformación cultural.
Para Canogar, cables eléctricos, DVD y cintas de vídeo forman parte integral de sus más recientes obras. En una obra que toma su título de la conocida película de Hitchcock Dial M for Morder (Crimen Perfecto, 2009), la cinta de vídeo de banda magnética actúa como soporte escultural de animación. En Scanner (2009), una maraña de cables eléctricos, gruesos y delgados, actúa de pantalla improvisada, todos ellos agrupados en paquetes conectados unos a otros, en lo que parece ser una enorme tela de araña en la que los rayos de luz “pasean” por la instalación.
Postaleros desechados…
En un trabajo adicional, Canogar ideó una manera de proyectar secuencias de películas sobre la superficie reflectora de DVD que habían sido colocados en la pared. El patchwork resultante de fragmentos de película introduce a los espectadores simultáneamente en diversas historias con ritmos diferentes, todo ello mientras las imágenes proyectadas invaden el espacio reflejándose en diversas formas y colores en las paredes.
La instalación de Stephen Dean Prayer Mills (2007) está compuesta por una serie de postaleros desechados. Sustituyendo a las postales, los postaleros tienen láminas de cristal dicroico. Cuando la luz se dirige y pasa a través del cristal se separa en distintos colores y se refleja por toda la habitación creando efectos similares a los que produce el sol al atravesar una vidriera. Volta (2002) se filmó durante un partido de fútbol en Brasil. Los hinchas vitorean y rugen, ondean banderas y encienden bengalas. Dean documenta la intensidad del espectáculo, construyéndolo capa a capa, algo que también se refleja en la estructura física que envuelve la pantalla. Ritual (2009) se filmó durante las fiestas de San Fermín en Pamplona. La obra establece conexiones con los aspectos primitivos y arcaicos de los rituales aunque al mismo tiempo utiliza sofisticadas tecnologías para capturar las imágenes.
La tecnología, por su cuenta Process in Dialogue pretende trazar un mapa de los aspectos de los procesos artísticos y de los diálogos de Canogar y Dean, pero también quiere mostrar el modo en el que la tecnología puede adoptar un proceso vital por su cuenta. Daniel Canogar vive y trabaja en Madrid. Trabaja con la fotografía, el video, la escultura y la instalación. Stephen Dean vive y trabaja en Nueva York y París, pero hoy en día tiene su base en Villa Medici, Roma. Trabaja con la fotografía, el vídeo, la escultura y la pintura. |
San Sebastián. Daniel Canogar y Stephen Dean. Koldo Mitxelena Kulturunea.
Del 25 de febrero al 8 de mayo de 2010.
Comisaria: Cecilia Andersson.