"La idea era, sobre todo, proporcionar un sitio del que los artistas pudieran apropiarse por completo. La iglesia está desacralizada ya hace tiempo", se disculpa Bertrand Jacques, uno de los organizadores de la exposición Plastic. "Para todos es una oportunidad de experimentar en un entorno que vemos siempre un poco insólito", subrayó. No es la primera vez que la Iglesia del Gesu acoge una muestra de arte, pero Plastic se permite más osadías por ser la despedida artística de la nave, agregó.

Hecho fuera de lo común

Y, efectivamente, así es, porque a medio camino entre las instituciones de la Unión Europea y el centro de la capital belga, pronto el edificio tendrá sus 22.000 metros cuadrados transformados en 150 habitaciones y su subsuelo acondicionado para acoger 177 plazas de estacionamiento.

El proyecto, del grupo suizo Rosebud Heritage et Building & Engireering, que compró el inmueble de los jesuitas en 2007, cuenta con el aval de la Comisión de Monumentos de Bélgica, un hecho considerado fuera de lo común por la prensa belga. La única condición impuesta por el Ayuntamiento de Bruselas es que se preserven las características patrimoniales del edificio, construido entre 1860 y 1865.