La exposición dedica una atención especial a las diferentes manifestaciones artísticas creadas a partir de los años 60 y 70, cuando la comida y el acto de comer, con toda su carga de significado, irrumpen en la obra de artistas que buscan otros materiales, nuevas conductas y nuevos criterios para experimentar la vida a fondo e ir más allá de la representación imitativa de la realidad: ya no se trata de contemplar, sino de participar.
130 obras de 76 artistas procedentes de unos 70 museos y colecciones particulares de 14 países se reúnen en una muestra que consta de cuatro apartados: la representación de la naturaleza muerta; el arte conceptual y el alimento como material; los artistas cocineros, artistas que han utilizado restaurantes como talleres de investigación artística; y un último espacio en el que a partir de la figura de Ferran Adrià, como generador de creatividad, se muestran obras inspiradas en su trabajo.
Repaso histórico
Esta exposición reúne obras de artistas como Juan van der Hamen, Tomas Hiepes, Luis Meléndez –máximos representantes del género de la naturaleza muerta en la pintura española de los siglos XVII y XVIII, respectivamente–, Pablo Picasso, Chaïm Soutine, René Magritte, Joseph Beuys, Richard Hamilton, Daniel Spoerri, Dieter Roth, Antonio López, Miralda, Gordon Matta-Clark, Martha Rosler, Jana Sterbak o Miquel Barceló, entre otros.
El recorrido se centra en las investigaciones formales, en la investigación de la composición, pero también en la metafísica y poética de las naturalezas muertas más conceptuales, así como en aquellas obras que presentan la crueldad del animal degollado, la soledad de la víctima del sacrificio. La exposición recorre desde los orígenes y la consolidación del género en el siglo XVII hasta nuestros días, desde las abigarradas acumulaciones del Barroco a la disolución de la figura, atravesando la modernidad, donde la materia desborda la tela.
Vía de experimentación
En la muestra también se reúnen obras que suponen una vía de experimentación de marcado carácter conceptual, en un recorrido que va desde los años veinte del siglo XX hasta obras de producción muy reciente, alguna de ellas realizada expresamente para esta exposición. En este ámbito se propone una selección muy representativa de trabajos relacionados con el uso de materiales comestibles y se incluyen diversas propuestas sobre la materialidad estética de la comida.
La exposición documenta proyectos significativos en el ámbito de la performance y otros procedimientos, como la instalación o el vídeo, que nos sitúan directamente en la gastronomía como una forma de arte. La propuesta pondrá también el acento en los artistas cocineros que en los años 70 radicalizaron sus planteamientos y postularon la actividad del restaurante como hecho artístico; por ejemplo, Spoerri, con el restaurante Spoerri en Dusseldorf, o en Nueva York el restaurante Food de Gordon Matta-Clark y El Internacional de Miralda.
El mundo creativo de Adrià
Siguiendo esta línea de investigación, la exposición también quiere reivindicar, a través de la figura de Ferran Adrià, la gastronomía en su concepción radical y experimental, considerándola como una acción creativa con unos códigos y procedimientos definidos. La gastronomía como composición, la gastronomía como provocación, la gastronomía como pensamiento.
El vínculo establecido desde el mundo del arte hacia la cocina de Ferran Adrià, sobre todo con la invitación a participar en Documenta 12 en 2007, no ha de ocultar que su propuesta creativa se construye a partir del lenguaje culinario.
Barcelona. El arte del comer. De la naturaleza muerta a Ferran Adrià. La Pedrera [1].
Del 14 de marzo al 26 de junio de 2011.
Comisaria: Cristina Giménez.