Cuando el espectador recorre el perímetro del espacio sembrado con objetos sonoros sensibles al viento, se genera una estela sonora de melodías que le sigue allá donde va, convirtiéndose así en el propio intérprete de la pieza. Sinfonía infinita en tres espacios es un conjunto de instalaciones que son, a la vez, sonoras y visuales. Están realizadas con objetos electrónicos sensibles a la luz o al viento cuya forma ha surgido de su función, por lo que existe una relación muy íntima entre su forma visual y el sonido que producen.

Captar la presencia

Estas instalaciones captan la presencia y los movimientos de los espectadores (por las cambios de luminosidad y las sombras que proyectan, o por los pequeños movimientos de aire que provocan al pasar) y transforman estos movimientos del espectador en variaciones progresivas de ritmo, altura o timbre sonoro.

Como explica su creador, José Antonio Ors, "el resultado final es una composición dentro de la cual el visitante puede pasear libremente. Mediante este paseo aviva y humaniza la obra al extraer de ella sus ritmos, armonías y melodías, y al darles un ritmo que es el de los gestos y movimientos de su propio cuerpo. Así, el espectador entra dentro de la obra, la "habita", se convierte en parte fundamental de ella, y la termina".

El título de la instalación, Sinfonía en tres espacios, intenta establecer referencias poéticas con la forma musical por excelencia, la sinfonía, en la que sus tres tiempos se transforman aquí en tres espacios.

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