A pesar de su gran popularidad y aparente facilidad, las obras de Hopper son uno de los fenómenos más complejos del arte del siglo XX, así lo consideran los dos comisarios de la muestra, Tomàs Llorens, director honorario del Thyssen-Bornemisza, y Didier Ottinger, director adjunto del MNAM/Centre Pompidou.
Hopper, formado en la New York School of Art y devoto de Edgar Degas y Édouard Manet, fue un pintor de producción lenta y escasa. Desde sus inicios desarrolló un estilo artístico propio, ligado a su carácter apesadumbrado, sellado en los cuadros mediante la soledad de los personajes representados. Su pintura, diferenciada por el tratamiento cinematográfico y el dominio de la luz, refleja la América de la Gran Depresión.
Iconos de la vida moderna
Para mostrarlo, la exposición está organizada en dos partes: una primera mitad que recorre la formación del artista, aproximadamente de 1900 a 1924, y representada por un gran cantidad de bocetos, pinturas, dibujos, ilustraciones, grabados y acuarelas; y una segunda parte, a partir de 1925, que presenta su producción madura y que busca ilustrar su carrera de la forma más completa y amplia posible. Para ello, esta sección combina grupos temáticos -los motivos y temas más recurrentes en su trabajo- con una narrativa organizada cronológicamente.
Edward Hopper [1]fue uno de los principales representantes del realismo del siglo XX. A pesar de que durante gran parte de su vida su obra pictórica no recibió la atención de la crítica ni del público y se vio obligado a trabajar como ilustrador para subsistir, en la actualidad sus obras se han convertido en iconos de la vida y la sociedad moderna.
Nombre fundamental Edward Hopper (1882-1967) es un nombre fundamental en el arte estadounidense del siglo XX. Sus pinturas, cargadas de melancolía y de fuerza, indagan en la condición del ser humano a la vez que ofrecen una visión de EE.UU. que con el tiempo se ha convertido en icónica. Robert Hughes, autor de American Visions: The Epic History of Art in America, lo define como «la quintaesencia de la pintura del Realismo estadounidense del siglo XX». Hopper nació en Nyack, Nueva York, en 1882. Se formó en la Escuela de Ilustración de Nueva York y en la prestigiosa Escuela de Arte de Nueva York, donde estudiaría con el realista americano Robert Henri. Tras su estancia en la escuela, viajaría a París en 1906, momento clave en el desarrollo del arte moderno. Tardó mucho tiempo en alcanzar el éxito comercial. Luchó durante años, sobreviviendo como ilustrador. Su primer éxito como pintor llegó en 1924 cuando vendió todas las obras que expuso en la Rehn Gallery de Nueva York. En ese mismo año, pintó Casa junto a la vía del tren, una de sus obras más famosas. |
Madrid. Edward Hopper. Museo Thyssen-Bornemisza [2].
Del 12 de junio al 16 de septiembre de 2012.
Comisarios: Tomàs Llorens, director honorario del Museo Thyssen-Bornemisza, y Difier Ottinger, director adjunto del MNAM/Centre Pompidou.