Norbert Bisky (Liepzig 1970), uno de los pintores alemanes más destacados del panorama actual, muestra un conjunto de obras de muy diferentes formatos creadas expresamente para esta exposición. En ella, el pintor indaga en los miedos personales y colectivos que nos acechan y en el temor generalizado a una gran crisis. El autor ha hecho algunas reflexiones acerca de esta exposición “¿Existe una relación entre el desmadre de nuestra orgiástica cultura urbana y el colapso económico? ¿Es la recesión la respuesta a nuestros pecados? ¿Será el golpe sexy? ¿Qué aspecto tiene este goce pervertido acerca de los colapsos y los crashes? ¿Existe alguna conexión entre la sexualidad liberal y el calentamiento global?".

Lujuria y perversión

En todas estas preguntas como en todas sus pinturas hay una fuerte carga sexual. Pero es que desde la antigüedad las visiones que tenemos en la historia del arte  de la caída de la humanidad están repletas de lujuriosas y pervertidas imágenes.

La obra de Norbert Bisky, en la línea de las pinturas de la pareja Muntean (Graz, Austria, 1962) -Rosenblum (Haifa, Israel 1962), está protagonizada por cuerpos escultóricos herederos del Realismo Socialista; pero en esta exposición formada por escenas y retratos de jóvenes semidesnudos, las pinturas tienen una fuerte carga apocalíptica. En algunos casos las referencias religiosas son explícitas (Ascensión, 2009), pero en los retratos (Lisis, 2009) esa sensación de fin del mundo o juicio final nos la da la textura magmática de la pintura. Cabezas de apuestos jóvenes parecen deshacerse por culpa de una gran explosión de calor. En Uña y carne dos personajes se abrazan en medio de una ardiente atmósfera roja, se abrazan en medio de una explosión volcánica. Morirán, pero lo harán tranquilos y juntos, es lo que parecen querernos decir las serenas expresiones de los protagonistas de las pinturas. En el cuadro de mayor formato de la exposición, Remisión, 2009, escenas de muerte y sexo tienen como fondo formas abstractas de naturaleza meteorológica. Bisky en sus cuadros ha dado rienda suelta a sus pesadillas que parecen remitir a un estado del mundo metamórfico, sexual y apocalíptico  pero al mismo tiempo con una estética y colorido acido y pop.