La exposición, producida por la Obra Social de la Caixa y comisariada por Francesc Miralles, uno de los mayores especialistas en la vida y obra del artista barcelonés, está compuesta por más de 80 óleos, pasteles y dibujos, entre las cuales figuran una docena que hasta ahora no se habían exhibido al público.
Gracias a la larga labor de investigación e interpretación desarrollada por su comisario, esta antológica mostrará algunas de las piezas más maduras y reflexivas del artista, así como algunas obras casi desconocidas, pertenecientes a diversas colecciones privadas. Incluye, además, una selección de las filmaciones familiares realizadas por el propio pintor.
La exposición está dividida en cinco apartados que coinciden con otras tantas etapas de la vida del artista, ligadas a los lugares donde residió y pintó: Barcelona, Mallorca, el Camp de Tarragona, la comarca barcelonesa de El Vallés y la localidad costera barcelonesa Vilanova i la Geltrú.
El comisario ha destacado la importancia que tuvo en la obra de Mir la fuerza de la luz y el color, y ha subrayado que este artista "era capaz de ver e interpretar la naturaleza de manera completamente distinta a como lo hacían los demás". También ha recordado que los cincos lugares donde residió a lo largo de su vida marcaron de forma decisiva su obra porque "en cada lugar donde vivió, experimento un cambio en su forma de percibir la naturaleza que pintaba" y, por consiguiente de estilo pictórico, que fue saltando del impresionismo, al fauvismo, la abstracción y el realismo.
Manifiesto como artista "Sólo quiero que mis obras alegren el corazón e inunden de luz los ojos y el alma". En 1928, Joaquim Mir resumía así su manifiesto como artista. El color y la luz lo significaron todo para el pintor barcelonés, y con ellos construyó un lenguaje personal con el que creó una obra sorprendentemente moderna, más allá de los movimientos artísticos con los que se le ha querido asociar, como el impresionismo o el simbolismo. Su evolución artística osciló entre el realismo y la abstracción, aunque aparecen dos constantes en su producción pictórica: el establecimiento de una nueva visión de la naturaleza y la búsqueda de la belleza con un afán firme pero también lleno de tensión creativa. |
Bilbao. Joaquim Mir. Antológica 1873-1940. Museo de Bellas Artes.
Hasta el 26 de julio de 2009.
Comisario: Francesc Miralles.