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El Bellas Artes de Sevilla incorpora obras de Zuloaga, Tamburini y del círculo de Murillo

El óleo sobre lienzo Huida a Egipto (206 x 247,5 cm), adquirido por la Consejería de Cultura, está datado entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. La escena representada está sacada de los evangelios apócrifos y narra el momento en que la Sagrada Familia hace un alto en el camino para descansar a la sombra de una palmera.

Iluminación barroca

En la composición del cuadro destaca una diagonal en la que se sitúan los personajes principales y va desde la Virgen hasta el ángel que, en escorzo, coge la cesta de manzanas. Otro grupo recoge los dátiles que van a ofrecer a la familia; San José lleva la vara de azucenas, símbolo de pureza y de haber sido elegido por Dios como marido de María, y les acompaña San Juan Bautista, que aparece con el cordero y lleva granadas, símbolo del amor, de la fecundidad y de la unión.

En la parte inferior de la pintura aparecen gran variedad de flores, trabajadas con maestría y minuciosidad, mientras que el celaje está tratado con una pincelada mucho más suelta. Se aprecian dos tipos de factura en las figuras: el ángel montado en el burro, las figuras de la Sagrada Familia y el San Juanito son de mayor calidad y sus rasgos son más dulces y más cercanos a la pintura de Murillo, por lo que pudieran ser de algún discípulo directo; el resto de las figuras son, en cambio, menos delicadas y podrían pertenecer a un artista menos cualificado.

En Huida a Egipto predominan los tonos ocres, animados por el rojo y el azul de los paños de los ángeles y destaca una iluminación barroca. Cabe resaltar igualmente la iluminación, barroca en el juego de luces y sombras de los ángeles de la palmera y más destacada en las figuras principales.

La vida del conde de Urgel

El óleo sobre lienzo El conde de Urgel en poder de los hombres del rey Fernando de Antequera (127 X 170 cm) de José María Tamburini es una donación de Antonio Girona Godó. El cuadro se inspira en un hecho histórico de la vida del conde de Urgel, uno de los aspirantes a la corona de Aragón tras morir sin descendencia el rey Martín el Humano; sin embargo, en 1412, en el Compromiso de Caspe, se proclamó rey al príncipe castellano Fernando de Antequera. En 1413 el conde se rebela pero el príncipe domina la revuelta y le desposee de todos sus dominios condenándole a prisión perpetua. Es entonces cuando el condado de Urgel se incorpora a los dominios de la corona de Aragón.

Desde el punto de vista plástico, la pintura destaca por la exactitud en la descripción de los detalles, la destreza técnica, la intensa brillantez de su colorido y lo equilibrado de la composición, llena de fuerza dramática.

Tamburini pertenece a la generación de artistas que desarrolló su trayectoria profesional entre dos siglos. Se formó en la escuela de la Lonja en Barcelona y completó su aprendizaje en París y posteriormente en Roma, donde entró en contacto con los círculos de continuadores de Fortuny. Ya en Barcelona, desde 1895 compaginó su labor como pintor con las de ilustrador, crítico literario y poeta, dentro de la corriente literaria catalanista de la Reinaxença

bailaora_antonio_la_gallega_ignacio_zuloagaEn la producción de José Maria Tamburini se distinguen dos etapas bien diferenciadas, una primera, a la que pertenece esta obra, en la que los protagonistas son los cuadros de historia, y una segunda impregnada de temática idealista y simbólica que le llevaría a acercarse al Modernismo.

Zuloaga y la mujer

Por último, el lienzo Bailaora, Antonia la Gallega (París, 1912; 196 x 117 cm) de Ignacio Zuloaga es un depósito del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía que viene sustituir al Retrato de Madame Malinovska, del mismo autor, que ha vuelto a Madrid después de haber estado expuesto en el Museo de Bellas Artes de Sevilla [1] desde 1976.

El cuadro es también un retrato femenino de cuerpo entero que corrobora la importancia que este género tuvo en la obra Zuloaga. En este caso, el artista presenta a una bailarina, mujer de carácter, que se planta de pie frente al espectador con autoridad y fuerza. La modelo está detenida, con el único movimiento de sus manos, y aparece de tres cuartos, sin referencia espacial ni ambiental. El fondo es neutro, aunque formado por una especie de remolino agitado que subraya la energía y fuerza expresiva del personaje.