Ordenada en cinco secciones, que toman el nombre de sus series de grabados más importantes (Carceri d’invenzione, Le antichità romane, Descrizione e disegno dell’emisario del Lago Albano, Antichità d’Albano e di Castelgandolfo y Vedute di Roma), la muestra permite conocer de manera cronológica la obra de uno de los mejores grabadores al aguafuerte de la historia.
Sensibilidad romántica
De entre estas series, la más atractiva es Carceri d’invenzione, un conjunto de grabados en los que Piranesi crea unos inverosímiles espacios arquitectónicos formados por escaleras, bóvedas y arcos que se entrecruzan y se elevan hacia el infinito desafiando el orden lógico y creando vertiginosos abismos infernales.
Con estas lúgubres escenografías carcelarias despliega toda su imaginación como arquitecto no realizado y demuestra estar más cerca de una sensibilidad romántica que del Neoclasicismo en el que se formó. La primera edición de Las cárceles, compuesta por 14 láminas, se realizó en 1745 y, 15 años más tarde, Piranesi decidió realizar una segunda, más completa y elaborada, que es la que posee el Museo de Bellas Artes de Valencia.
La última vez que se exhibieron al público en este mismo Museo fue en 1994, cuando se mostró una selección de 41 grabados, todos ellos de gran formato, a los que se añade ahora el retrato que del propio Piranesi realizara su maestro Felice Polanzani, también perteneciente a los fondos de la institución.
La grandeza de lo clásico
Nacido en Mogliano di Mestre, entonces perteneciente a la República de Venecia, Piranesi inició su educación artística con su tío materno, el arquitecto Matteo Lucchesi, y con el también arquitecto Giovanni Antonio Scalfarotto. Con el grabador Carlo Zucchi tuvo la oportunidad de adiestrarse en el conocimiento de la perspectiva y del aguafuerte, y a su hermano Angelo, monje cartujo, debe sus conocimientos de latín y de la antigua Roma.
Desde muy joven sintió el deseo de ir a Roma, ciudad a la que acudió en 1740 al formar parte del séquito de Marco Foscarini, nuevo embajador veneciano ante el papa Benedetto XIV, en calidad de dibujante.
La vida y la obra de Piranesi no parece posible lejos del ambiente romano. Alojado en el centro de la ciudad, el artista tendrá la oportunidad de conocer su grandeza arquitectónica clásica.
Pronto comienza a sentir un gran interés por el grabado, que aprende en el taller del siciliano Giuseppe Vasi, discípulo de Filippo Juvara, y con su amigo y paisano, el también grabador Felice Polanzani.
Sus primeras obras, unas pequeñas vistas de Roma, publicadas en 1748 con el título Prima Parte di Architetture e Prospettive, constituyen su iniciación en la técnica del aguafuerte, y en ellas plasmará ya sus grandiosos sueños de arquitecto, profesión que apenas llegó a ejercer (sólo se erigió un diseño suyo, la reconstrucción y decoración de la iglesia de Santa María del Aventino, propiedad de la Orden de Malta), si bien sus estudios le permitieron dibujar con mayor facilidad.
Fama y exportación
La fama que Piranesi adquirió en Roma se debe fundamentalmente a las Vedute di Roma, colección con la que el Papa obsequiaba a los extranjeros que visitaban la ciudad. En general, sus grabados, de gran formato y ordenados en libros, se exportaron rápidamente a Europa, a modo de souvenirs del Grand Tour, antecedente del moderno turismo cultural. Esas láminas influirían en la arquitectura palaciega, especialmente en las casas campestres inglesas.
Fallecido en Roma el 9 de noviembre de 1778, Piranesi fue enterrado en la iglesia de Santa María del Aventino, su única intervención como arquitecto en su trayectoria artística.
Valencia. Giovanni Battista Piranesi (1720-1778). Museo de Bellas Artes de Valencia.
Del 5 de julio al 2 de octubre de 2011.